­Bajo la nueva dirección de Juan Antonio Vigar al frente de los teatros Cervantes y Echegaray, cargo que ocupa desde el pasado mes de agosto, el Festival de Teatro de Málaga ha cerrado su trigésimo tercera edición con 18.862 espectadores, un sensible aumento del 7´6% de público respecto a la convocatoria de 2015, a la que asistieron 17.534 personas. Este nuevo repunte queda, no obstante, lejos de la cifras récord que la gran cita escénica malagueña registró en 2014, cuando se contabilizaron 25.930 butacas vendidas.

Pero los datos de esta recién clausurada edición, celebrada entre el 8 de enero y el 14 de febrero, resultan propicios para el optimismo, ya que tanto el número de espectáculos (39) como de funciones (88) ha sido inferior a la oferta del año anterior, en el que se representaron 45 obras en 101 pases.

De estos casi 19.000 espectadores, 13.761 acudieron a algunos de los 24 pases de las 14 obras representadas en el Cervantes; 4.102 lo hicieron a las 33 funciones de las 18 piezas ofrecidas en el Echegaray; 344 personas disfrutaron de las 12 sesiones de Oh vino en el Museo del Vino; los 12 pases de los 4 monólogos del ciclo Anverso/Reverso en el Centro de Cultura Activa Pedro Aparicio recibieron 463 personas y 192 espectadores asistieron a El desenlace, representado en el Hotel AC Málaga Palacio. Además, el festival ofreció 4 sesiones de microteatro con entrada libre en Mercado Merced, el Centre Pompidou, el CAC y el Ateneo.

El coliseo de Ramos Marín registró llenos en las representaciones de la Medea protagonizada por Ana Belén, las funciones de Teresa o el sol por dentro ofrecidas por El Brujo; los tres primeros pases de Bits, el trepidante y divertido espectáculo de Tricicle, y en el infantil La bella Blancanieves. Los montajes de Atchúusss!!!, con dos tercios del aforo ocupado, Buena gente o Lluvia constante también lograron una muy buena entrada.

En el Echegaray las obras mejor recibidas fueron Rinconete y Cortadillo, Juanita Calamidad, el estreno de Perras y el infantil Supercalifragilístico, además de la sesión final de Anverso/Reverso, en la que se escenificaron los cuatro monólogos del ciclo.

Un nuevo rumbo. Más allá de la celebración de las cifras, la noticia se encuentra en el cambio de orientación que el Festival de Teatro ha iniciado en esta edición, la primera capitaneada por Vigar, en la que se ha visto un decidido interés en dar protagonismo a la escena local: casi un 50% de los montajes era de facturación malagueña (15 del total de 39 espectáculos) y nueve de los once estrenos ofrecidos poseían acento local.

Durante la cita, además, se inauguró el Centro de Cultura Activa Pedro Aparicio, un nuevo espacio para la creación, y se presentó el proyecto Factoría Echegaray, que hará del segundo escenario municipal un motor para incentivar y dinamizar la producción de espectáculos en Málaga. Igualmente, los distintos espacios de la ciudad, como la Sala Maynake, Microteatro Málaga, Chela Mar o La Caja Blanca, han contribuido a extender el radio de acción del festival.

Este nuevo rumbo del Festival de Teatro está encaminado a que los malagueños lo sientan suyo y participen activamente en él. Y no únicamente sentados en el patio de butacas, sino también desde el escenario.