Jesús Aguado, poeta y columnista de La Opinión de Málaga, ha presentado su último libro, Carta al Padre (colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara), en el Restaurante Saporem de Madrid. En rueda de prensa, ha asegurado que "honra" a su padre publicando esta obra, conformada por cuatro partes: dos escritas en prosa poética y otras dos con poemas.

En este libro, Aguado dialoga con la figura paterna "sin juzgarla", y, según ha explicado, "he descubierto que casi todo lo que he escrito era una carta al padre. De hecho, la reunión de mi obra completa se titula El fugitivo".

El libro no es un ajuste de cuentas, ha dicho, sino un abordaje del progenitor "desde el punto de vista del padre que soy y del hijo que he sido", pese a que sí hay textos duros, sobrecogedores, que huyen de la metáfora, desnudando su poesía y anunciando un camino literario que, tal vez, se inicie ahora.

En la primera parte, el padre se difumina a través de padres soñados, deseados, ajenos, prestados o leídos. En la segunda, la más autobiográfica, el padre verdadero se alza sobre un hijo que trata de construirse una identidad: en la tercera, el padre agoniza y el hijo mira los objetos de su alrededor, observando la muerte; en la última, dos largos poemas rinden homenaje a la vida y reflexionan sobre la muerte.

"He procurado no hacer juicios morales, no juzgar a mi padre, diálogo con él", ha indicado, para señalar que con esta obra poética ha comprendido "lo difícil que es ser padre". Asimismo, ha apuntado que se trata de un libro escrito para no ser publicado, "sino para curarme", pero la poeta malagueña Aurora Luque le habló de él al director de la colección Vandalia, que le insistió a Aguado en la necesidad de que viera la luz.

El libro se titula como el homónimo de Kafka, aunque en aquel sí hay juicio, amén de introspección. Aguado ha tratado de contestar preguntas "para seguir avanzando" en una suerte de "escritura terapia".

Uno de sus poemas en prosa dice así: "Mi padre sólo se acordaba de mí para olvidarme mejor. Sus olvidos eran memorables. Como aquella vez en la playa. O en el aeropuerto. O el día de mi boda. Desmemoria creativa, amorosa, liberadora. Qué habría sido de mí sin sus olvidos".