Con un coste de cuatro duros, desembolsados por diez amigos de Pittsburgh, La noche de los muertos vivientes (1968) acabó siendo no sólo una máquina de hacer dinero sino un hito fundacional en las narraciones audiovisuales sobre zombis. Por cierto que su director y coguionista, George Romero, aún no manejaba por entonces ese término, cuyo origen hay que rastrear en el vudú haitiano. La noche? vio la luz en unos años convulsos para EE UU, por lo que, además del impacto que causó en el público su derroche de vísceras, fue interpretada como alegoría del Vietnam. También suscitó todo tipo de interpretaciones el hecho, al parecer casual, de que la protagonizase el actor negro Duane Jones. El guión, sugerido a Romero por Soy leyenda, el novelazo de Richard Matheson, fue terminado por John Russo, que años después abordó la trepidante novelización que ahora se traduce al castellano. Obligada para todo amante del género.