Desde que Watchmen se convirtiera en la obra más importante del cómic norteamericano, muchos han sido los seguidores de este fenomenal título, considerado como el Moby Dick del noveno arte, que han reclamado a sus autores una precuela que explicara el origen de sus personajes. Alan Moore y Dave Gibbons, sin embargo, siempre se han mostrado reacios a esta empresa, por lo que DC ediciones ha tenido que echar mano de algunos de los mejores guionistas y dibujantes de la industria para sacarla adelante. El resultado han sido nueve sagas de cuatro números que indagan en las vidas de esos superhéroes y villanos y que se han convertido en éxitos inmediatos en todo el mundo. Watchmen es el único cómic que ha sido situado entre los cien libros más importantes de la historia por la revista Time. Pero tanto Minutemen, como Espectro de Seda, Búho Nocturno, El Comediante, Ozymandias, Rorschach, Dr. Manhattan, Dollar Bill y Moloch, son títulos redondos y brillantes, que aportan dignamente su función accesoria a la obra madre y que destaca por la pericia técnica de los dibujantes y el sofisticado guión de los narradores. Nos obstante, entre estos nombres se encuentran nada menos que Brian Azzarello, Lee Bermejo, Amanda Conner, Darwyn Cooke, John Higgins, Adam Hughes, J.G. Jones, Andy Kubert, Jae Lee, J. Michael Straczynski, Len Wein, Bill Sienkiewicz y Joe Kubert. La editorial Ecc acaba de publicar en España el sexto volumen, Rorschach. Usando una máscara que recuerda las manchas de tinta del test que lleva su nombre, y que el personaje considera su verdadera cara, este antihéroe cree en la moral objetiva, en un código según el cual el blanco y el negro están claramente definidos y no existe el gris, donde el bien y el mal se diferencian con claridad y las fe- chorías debe ser castigado violentamente. Rorschach se aliena de la sociedad para actuar durante el Nueva York de los años setenta al modo de un justiciero que se enfrenta, en uno de los barrios más peligrosos y deprimidos de la ciudad, con el brutal y astuto Rawhead y su banda de veteranos de Vietnam que controlan la prostitución de una Gran Manzana atemorizada por un asesino en serie que tatúa frases en la piel de sus víctimas y al que la prensa ha bautizado como El Bardo. Bermejo hace una estupenda labor cuidando la atmósfera decadente con colores siempre oscuros y tenebrosos en una historia que incluye un cameo con Travis Bickle de Taxi driver. Azzarello, por su parte, muestra al protagonista como un ser desencantado que, con más pena que gloria, y en su epopeya de impartir justicia, va recibiendo más leña de la que propina. Una obra que cumple con firmeza su más que loable cometido.