Desayuno con diamantes, American Beauty, Matrix o Thelma y Louise son algunos de los títulos del cine americano cuyas escenas han trasladado a África el artista senegalés Omar Victor Diop y el franco-americano Antoine Tampé en una exposición que se inauguró ayer en Málaga. «Cuando eres un niño y ves una película, no te importa si los héroes son negros o blancos, porque son tus héroes, y tú puedes ser esos héroes», afirmó Diop durante la presentación de la exposición dentro de los actos de inauguración de la sede de la Alianza Francesa en Málaga.

Por ello, la exposición supone «una celebración de la magia del cine y de una buena película», según el artista senegalés, que junto a Tampé ha imaginado cómo serían sus películas preferidas si hubieran sido filmadas en África, y el resultado son estas imágenes captadas en Dakar y Abiyán con actores y modelos locales. Diop cree que se reconocen «muy bien» las películas que han representado, y lo plantean como «un juego» en el que al espectador «le gusta intentar averiguar cada título». En la exposición, titulada (Re-)Mixing Hollywood, también están, en clave africana, el ya mítico cruce de piernas de la protagonista de Instinto básico o escenas de otros títulos clásicos como Pulp Fiction, Psicosis o Blow up.

Las salas de la Alianza Francesa también acogen desde ayer la presentación de la edición limitada del libro de artista del proyecto Miguel de Moreno, a cargo de Los Interventores, equipo formado por Javier Hirschfeld y Alfonso Silva. Este proyecto surgió en una exposición de 2013 dedicada a Miguel de Molina, una figura «no siempre recordada» con la que Hirschfeld quiso hablar de la homofobia por los sucesos ocurridos entonces en Rusia. «Fue con un homenaje a Miguel de Molina porque tuvo que exiliarse por sus ideas y por su condición sexual», explicó Hirschfeld, que creó una imagen «con la camisa y la pose icónica de Miguel de Molina, pero jugando con la tradición de la fotografía africana».

Con esta imagen quería hablar «del exilio, la inmigración y el respeto al diferente», y al mismo tiempo «recordar las veces que los españoles han tenido que salir de su país», además de resaltar su interés «por el arte africano y otras historias del arte que no se estudian normalmente», según Hirschfeld. Por su parte, Alfonso Silva apuntó que en este libro de artista han optado por el formato de un clásico disco sencillo como «una referencia directa a la voz que potencia lo que quiere contar Miguel de Molina y, más que como un guiño, como un símbolo conceptual del disco como soporte que da voz a un artista».