Según la Real Academia Española, provecho es el «beneficio o utilidad que se consigue de algo». Y también es la «utilidad o beneficio que se proporciona a alguien». Ambas acepciones son aplicables a los nuevos equipamientos museísticos de Málaga, el Centre Pompidou y la Colección del Museo Ruso, que cumplen su primer año entre nosotros. En estos doce meses, ambas instituciones han conquistado el corazón de los malagueños y además han proporcionado una brillante imagen externa de la ciudad. Un impacto únicamente equiparable a lo que en 2003 supuso la apertura del Museo Picasso. La aportación de estos nuevos centros a la oferta cultural de Málaga viene a culminar la primera etapa de un viaje hacia la excelencia en este campo que la ciudad emprendió en 1988, año de la creación de la Fundación Picasso Museo Casa Natal.

«Debemos estar muy satisfechos porque en esta ciudad hayamos sacado adelante este proyecto. Y que lo hayamos hecho de esta manera. ¿Se podría haber hecho mejor? Sin duda. Pero lo hemos hecho lo mejor que hemos podido y lo mejor que hemos sabido», destaca José María Luna, director de la Agencia Pública para la gestión de la Casa Natal y otros equipamientos museísticos y culturales, que incluye las sucursales francesa y rusa. Luna no titubea a la hora de calibrar el impacto que los nuevos equipamientos tendrán en el futuro. «De lo que estoy seguro es que las aperturas del Centre Pompidou y el Museo Ruso marcan un antes y un después: Málaga no volverá a ser igual», confiesa.

La Colección del Museo Ruso, que abrió sus puertas en la antigua fábrica de tabacos el 26 de marzo del pasado año -ayer se celebró su primer aniversario-, ha ofrecido en este primer año un recorrido por los iconos medievales, el realismo socialista o las vanguardias de los afamados Kandinsky, Chagall o Malévich, logrando convocar a más de 120.000 visitantes. Por su parte, la filial del Pompidou de París, la primera en instalarse fuera del país galo, se inauguró dos días más tarde, el 28 de marzo -mañana se cumple justo un año de su apertura-, tiempo en el que ha suscitado el interés de más de 230.000 personas gracias a una selección de más de 80 obras de la colección de la institución parisina, con autores como Picasso, Giacometti, Kahlo o Magritte.

En el balance sobre el primer año de funcionamiento de ambos centros, lo numérico -emparejado a los resultados económicos obtenidos en taquilla- ha quedado ligeramente por debajo de las estimaciones iniciales (se habló de 150.000 visitas en el Ruso y de 250.000 en el Pompidou), aunque en lo cualitativo ambos espacios han resultado ser y proyectar muchísimo más de lo que se esperaba en un primer momento. En este aspecto coinciden tanto José María Luna como el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para quien estos equipamientos «han convertido a Málaga en referencia en el plano cultural en España, en Europa y en el mundo».

«La ciudad se siente aún más si cabe orgullosa de lo que ya estaba como espacio potente en el plano cultural», concretó el regidor malagueño, que recordó que The New York Times incluyó a Málaga entre los 52 destinos que no hay que perderse en 2016 por su auge cultural. «Además de una ciudad bella, Málaga es una ciudad con una oferta cultural potente».

«Ambos museos son buenos en el sentido cuantitativo y esencialmente en el sentido cualitativo», destaca José María Luna, que recuerda que tanto la participación del público como los proyectos que los dos centros han desarrollado con los creadores locales en el terreno de las artes plásticas y escénicas, las letras y la música, viene a añadir un valor intangible que revierte en la sociedad malagueña. «Y otro intangible a tener en cuenta es cómo la ciudad se percibe fuera. Debo que confesar que constantemente me llegan invitaciones para que acuda a hablar del ´modelo de Málaga´; para que explique qué está pasando aquí en los últimos años», asegura Luna.

«La capital ha sentado unas bases potentes en materia cultural, pero no para estancarse, sino para seguir avanzando. Cultura e innovación conforman dos estrategias potentísimas de la Málaga del siglo XXI», precisa De la Torre, que también considera positivos los datos barajados en cuanto a visitas, ingresos y patrocinadores.

Participación e impacto

Los nuevos centros abrieron sus puertas de forma literal, no figurada, a la ciudadanía y los creadores locales. Sus actividades han estimulado de forma constante a la creación malagueña. Han sido muchos los artistas locales invitados a reinterpreatr, a través de sus propios lenguajes, personajes, temas o fragmentos de las obras expuestas en las salas de la Colección del Museo Ruso. También el Centre Pompidou ha desarrollado una amplia agenda de actividades que ha contado con escritores como Álvaro García, Alfredo Taján, Juan Jacinto Muñoz Rengel y Antonio Soler; bandas como Trepát y Las flores no lloran, y artistas como Noelia García Bandera, Rocío Molina o la compañía de teatro Surterráneo. «Todas nuestras actividades han estado abiertas a la participación del público, y se nos agotan las entradas de los talleres, las sesiones de microteatro y los conciertos con muchísimo tiempo de antelación», destaca José María Luna.

Conferencias, encuentros, música, teatro, danza, programas para adultos y destinados a la comunidad educativa, visitas de escolares, performances, cursos... La actividad de ambos centros ha sido incesante y ha logrado atraer a más de 22.000 personas en estos primeros doce meses.

El Centre Pompidou y la Colección del Museo Ruso han servido igualmente de motor de su entorno, ampliando la actividad comercial tanto del Muelle Uno como del barrio de Huelin, donde están ubicados, respectivamente. El Pompidou ha permitido «fortalecer la oferta de ocio, comercio y restauración de la zona, ejerciendo como una especie de locomotora», según remarca Franciscos de la Torre, que sobre el museo de Tabacalera destaca «su capacidad de atracción» a pesar de que el visitante pueda tener «menos facilidad para llegar» al estar retirado del caso histórico. «Creamos en Tabacalera un gran complejo cultural y tecnológico, lo que favorece la política municipal de nuevas centralidades», añadió el edil.

Año dos

Y aunque el arranque ha sido más que notable, el responsable de la Agencia Pública reconoce que queda mucho por hacer para consolidar estos nuevos proyectos y hacerlos si cabe aún más atractivos.

«En este segundo año, podría darse el caso de pasar por un periodo valle, aunque a riesgo de comprometerme creo que vamos a ir a mejor porque muchas de las circustancias que nos han condicionado hasta ahora, hay que recordar que somos una agencia púbica y que y por ello nuestra capacidad de negociar con los grandes agentes turísticos no ha sido equiparable a la que tienen otros centros, se están solventando. Y eso nos dará una mayor versatilidad. Acabamos de empezar y ahora vamos a consolidarnos. Creo que a la vista de los resultados hay que ser optimistas a medio plazo».

En este segundo año, ambos equipamientos se encaminan a ejecutar importantes mejoras, como la negociación con grandes touroperadores o la conectividad con lanzaderas de la EMT que faciliten la llegada al Museo Ruso, lo que supondrán otro salto de calidad. «El objetivo es aumentar la participación y mejorar la experiencia de la visita», explica Luna. Para ello, la oferta expositiva también llegará reforzada con nombres como Chagall y Kandinsky (Ruso) y Tinguely, Christo, Dufrêne y Raysse (Pompidou).

La vida de los dos museos acaba de empezar. Su impacto y provecho será mucho más visible cuando la perspectiva sea mayor. Por eso puede que hoy no seamos del todo conscientes de cómo ya han transformado la ciudad. Ahora el tiempo corre en su favor. Pero sobre todo, en el nuestro.