Lola López Mondéjar ha tomado la mano de la nínfula más famosa de la historia de la literatura para escribir su último libro, «Cada noche, cada noche», en el que se enfrenta al padrastro de Lolita y le recuerda insistentemente a él y a los lectores que la obra de Vladimir Nabokov no es una historia de amor.

¿Por qué arriesgarse a reescribir Lolita de Nabokov?

Porque es un mito vigente. No es una novela que se haya quedado obsoleta. Además, yo no creo que se puedan elegir los temas sobre los que escribir. Me parece que te vienen impuestos por tu propia biografía. Lolita forma parte de mi biografía afectiva y literaria y Nabokov el autor que siempre nombro cuando me piden que elija un único escritor admirado: yo quería ser Nabokov cuando era joven.

Y ahora que el libro está en la calle, ¿está pagada la deuda que tenía con la historia y con el autor?

Yo no voy a volver a trabajar el tema, pero la deuda no está pagada. Creo que, de alguna manera, la invención de una sexualidad ajena a la experiencia de la niña que es Lolita va a ser una lucha que yo voy a tener toda mi vida. Quiero recuperar la voz de los que no tienen voz, que en este caso es la niña, que no puede hablar en la novela.

¿Es su gran tema?

Creo que siempre va a ser importante en cualquier novela que se me imponga. La voz de las madres que no aman a sus hijos como dice el mito de la maternidad, que es Mi amor desgraciado [una novela anterior], las de las mujeres de la transición... Son temas que me interesan mucho y a los que les dedico gran parte de mi tiempo como escritora y también como ciudadana.

¿No es Lolita una novela que ya se ha quedado vieja? Muchos jóvenes no la conocen...

Me sorprendió que una periodista joven, Luna Miguel, quedara encantada con la novela. Por ella me di cuenta de que Cada noche, cada noche puede llegar a la gente joven. ¡Eso me alegró muchísimo!

¿Su libro no lleva inevitablemente a una relectura de Lolita?

Son textos independientes, pero a mí me parece que leer los dos libros juntos es una experiencia única; es como si entre los dos surgiera una nueva novela. Escribí Cada noche, cada noche precisamente para eso. La literatura es intertexualidad, y todo es una corriente donde los escritores vertemos nuestros textos. ¡Ojalá logre que se revisite la novela con unos nuevos ojos!

Permita la pregunta tópica: ¿qué hay de Lolita en usted?

Ha marcado mi historia. Cuando la leí por primera vez no lo hice de la manera adecuada. Eso ha marcado mi vida con un sentimiento de vergüenza. ¿Cómo es posible que yo haya pasado por alto la verdadera historia y me haya acogido a la interpretación mayoritaria?

¿Se refiere a pensar en la novela como una historia de amor en vez de un abuso continuado a una menor, como manifesta en 'Cada noche, cada noche'?

En un artículo dije que esa interpretación errónea tiene que ver con el privilegio epistémico de la masculinidad. Yo asumí la mirada de Humbert Humbert y no vi otra. En cuanto a qué hay de la niña en mí, yo no me parezco en absoluto a Lolita. No he sido una niña abusada, ni me parezco a Dolores Schiller, su hija.

Usted insiste en desmontar esa interpretación mayoritaria. ¿Dónde queda entonces la libertad del lector para sacar sus propias conclusiones?

El lector lee Lolita y se hace una opinión. Y si lee mi novela se hace otra. Una persona me decía, por ejemplo, que no estaba del todo de acuerdo con que no fuese una historia de amor por parte de Humbert. Creo que el lector tienen que dialogar con mi libro y con el de Nabokov. Y hacerlo desde un punto de vista crítico y desde la perspectiva que le da toda su cultura lectora. Y tiene libertad para hacer un tercer libro donde replique el mío y vuelva a convertir a Lolita en una niña demoníaca, seductora y que se entregue con placer a las violaciones. Es un tema que no se va a agotar.

¿Cree que su novela deja un sabor amargo?

Nadie me lo ha dicho. Lo que sí me dicen es que hace pensar. Y eso es justo lo que yo pretendía. No me interesa una literatura que no lleve reflexión. Es un género en construcción permanente donde cabe todo. ¡En eso Cervantes es un genio!

Sí que es un texto más intelectual que afectivo.

Es una novela cervantina. Es de ese tipo de textos que vienen de la tradición de las novelas de Cervantes y se alarga hasta la novela realista del siglo XIX. Son obras más libres, híbridas, mestizas... Y en ellas hay narración, reflexión, ensayo... Ésa es la novela que a mí me interesa.

¿Porque es momento de militancia?

¡Qué va! Porque la novela exclusivamente narrativa me aburre. Es como siguiéramos haciendo pintura figurativa. En La escritura calva hablo de que ya no volveré a escribir nunca más así. Aunque tengo la tentación de desdecirme.

¿Y si Lolita estuviese aquí?

Ella estaba prisionera. Era una niña huérfana, desamparada. Yo se la quitaría a Humbert Humbert. Me la llevaría a casa. Ella hoy lo habría tenido más fácil para huir.