Aunque Eric Patrick Clapton (Ripley, Inglaterra, 1945) pasó una temporada amenazando con retirarse de las grandes giras cuando cumpliera los 70 años, lo cierto es que este miércoles alcanza los 71 y ahí sigue todavía aferrado a su guitarra con su sempiterna e incomparable elegancia.

De hecho, el próximo 20 de mayo llegará a las tiendas su vigésimo tercero disco de estudio, con el muy elocuente título de I still do y producción de Glyn Jones, con quien el músico inglés ya trabajó en álbumes tan exitosos como su celebérrimo Slowhand (1977).

Sea su despedida o no, lo cierto es que siempre quedará para disfrutar el legado de un tipo especialmente dotado para la guitarra (y el canto, qué demonios), que ha recibido por su talento apelativos como Mano Lenta (o sea, Slowhand) o directamente Dios.

Y bueno, aunque quizás este último nombre haya quien lo vea ciertamente exagerado, la incontestable certeza es que a lo largo de los años Clapton nos ha regalado un buen puñado de canciones recordables, reivindicables y reflectantemente necesarias para esa humanidad que supuestamente él mismo de alguna manera creó. Escogemos cinco.

Sunshine of your love (1968)

La trayectoria musical de Clapton arrancó cuando recibió su primera guitarra a los 13 años. Al constatar que tenía cierto talento con el instrumento, se aplicó a fondo y se fogueó casi aún siendo un adolescente en The Yarbirds primero, y en John Mayall & The Bluesbreakers después.

Para cuando nació Cream, considerado el primer gran súpergrupo de la historia, un grafiti con la leyenda 'Clapton is God' ya relucía en el metro de Londres. Y eso que aún no había explotado comercialmente con clásicos del rock como este Sunshine of your Love, en el que queda patente su pericia y su gusto por el blues clásico y pesado.

Layla (1970)

Si el riff de guitarra de Sunshine of your Love es mítico, el de Layla está en un nivel aún más inalcanzable para los simples mortales. Clapton grabó la canción con su grupo Derek & The Dominos, después de haber formado fugazmente parte de otro súpergrupo llamado Blind Faith y de haber debutado en solitario.

Layla es una de las historias más famosas del rock, pues se trata de una canción (y de todo un disco) dedicado por Clapton a Pattie Boyd, esposa por aquel entonces de George Harrison. El álbum fue un intento del guitarrista por engatusar a la mujer, algo que inicialmente no logró, aunque terminaría casándose con ella años después, cuando ya era la ex señora Harrison.

Wonderful tonight (1977)

A pesar de su intensa actividad, Clapton pasó unos años duros de adicciones en los setenta, que se recondujeron gracias al éxito de su versión de Bob Marley I shoot the sheriff en 1975. En 1977 llegaría una de sus grandes cimas, el mencionado álbum Slowhand, con clásicos como Cocaine (de JJ Cale), Lay down Sally, Next time you see her y esta delicada pieza titulada Wonderful tonight, solo apta para corazones muy sensibles.

Tears in heaven (1992)

Clapton siempre estuvo ahí durante los ochenta, cimentando su ya de por sí sólida reputación con discos más o menos acertados y giras aclamadas. Pero comenzó los noventa con un gran repunte de popularidad gracias al éxito mundial de su Unplugged para la MTV, en el que repasaba en clave acústica algunos de sus temas, al tiempo que ofrecía una inédita sobrecogedora titulada Tears in Heaven, dedicada a su hijo Conor, fallecido a los cuatro años al caer desde un rascacielos en 1991.

My father's eyes (1998)

La década de los noventa finalizó también con gran éxito gracias al disco Pilgrim, que contenía singles tan radiables y radiados como My father's eyes, canción en la que el músico imagina cómo debieron ser los ojos de su padre, a quien nunca conoció.

Y tras unos años de no parar de tocar por todo el mundo y componer y publicar música, aún con sus deseos de retirada Clapton llega ahora a los 71 años con inminente nuevo disco. Porque por mucho que quiera dejarlo, pura sangres como él son incapaces de tomar tal decisión fatal.