01 «Pitx'i (acompañante)». Xavi Hurtado. Comisariada por Juan Carlos RoblesSala de exposiciones de la facultad de Bellas Artes, hasta el 22 de abril

Esta nueva exposición en la sala de la Facultad de Bellas Artes es una apuesta arriesgada que ha visto la luz gracias a la colaboración entre el propio centro y el Festival de Cine de Málaga. Se trata de un proyecto audiovisual del artista catalán Xavi Hurtado y que ha sido comisariado por Juan Carlos Robles, docente de la facultad y también artista. Tanto por la concepción del proyecto, que radica en posiciones antropológicas, como en el montaje expositivo, puede apreciarse un riesgo intrínseco que plantea un desafío y un esfuerzo al espectador que quiera enfrentarse a este trabajo. La exposición consta de una serie de videoproyecciones que son el resultado de años de investigación del artista con una tribu indígena colombiana: los nasas. En ellos pueden apreciarse desde piezas más personales, realizadas por el propio autor como Sueño y visión I, Sueño y visión II o la que da título a la exposición, Pitx´i, hasta otras resultado de un conjunto de talleres que se llevaron a cabo junto a parte de los miembros de la tribu, donde también pueden verse varias entrevistas a destacados personajes de dicho contexto. Podríamos decir que esta serie de piezas son el núcleo principal del trabajo, un proyecto que también contó con una performance que pudo verse el día de la inauguración bajo el título de El curso del tiempo. En ella pudimos ver cómo el artista se convertía en una especie de médium entre la máquina y la proyección -que respondía a un vídeo, un archivo, donde se imponía un modo de aprendizaje visual basado en las leyes de percepción y representación occidentales (Gestalt, visión euclidiana, etc...)- que a través de un software y diversos aparatos rompía con la lógica impositiva de aquello que estábamos viendo, bien cortocircuitando la imagen con diferentes efectos electrónicos, bien deformándola para ponerla en cuestión. Es sobre esta asunción de artista como médium donde gravita el grueso de la exposición, concretamente aquellos vídeos como el mencionado Pitx´i, que significa acompañante en lengua nasa; un acompañante entendido como intermediario entre el mundo real y el mundo imaginario de los sueños y la visión que permite a los miembros de la tribu un viaje corporal -experiencia sensorial ayudada por el consumo de drogas- donde lo que se entiende por realidad queda fuera de lo que normalmente nosotros aceptaríamos como tal. Esto quiere decir que mediante este tipo de rituales, la comunidad, guiada por el médium -palabra que puede servir para ser sustituida por artista en el contexto de la exposición-, es capaz de llegar a una catarsis colectiva y suspender todo tipo de normas y reglas impuestas que nos coartan y dirigen -sin que lo sepamos- hacia un objetivo que quizás no sea el nuestro. Hurtado plantea en la exposición este juego de paralelismo que le sirve para transgredir la realidad existente y plantear que otros mundos son posibles. En definitiva, una aventura diferente que consolida la línea de la sala de exposiciones de Bellas Artes, centrada tanto en la promoción de artistas jóvenes procedentes de la facultad, como en la implantación de un circuito basado en el trabajo de investigadores de otras universidades para que ambos contextos se nutran.

02 «Many rivers to cross». Alba Moreno y Eva Grau. Comisariada por Pedro AlarcónCasa Sostoa, hasta el 17 de abril

De vuelta en Casa Sostoa visito la última exposición de la pareja artística Alba Moreno y Eva Grau que corresponde al proyecto individual de este año. Many rivers to cross sigue la línea personal que este dúo lleva desarrollando desde sus inicios, hace cuatro años. Un trabajo multiforme que podríamos encuadrar dentro del marco de la instalación donde tienen cabida distintos lenguajes y géneros y que pone el acento en los problemas de la comunicación. Así, el título se podría interpretar como la dificultad que tiene cualquier tipo de mensaje, dentro de una narración, para llegar a su destino, debido a las trampas del camino que oscurecen su significado. Esto es algo que, en este caso, está relacionado con el tiempo, como podemos ver en dos de las piezas instaladas tanto en la biblioteca, Reflecting back on a former obsession, como en el salón, Hole, que necesitan de lo temporal para cobrar vida. Lo que plantean las artistas es una manera de limpiar este ruido incesante de la comunicación y lo hacen tratando de pulir los canales, es decir, las obras, que aparecen pulcras y poco artificiales. Son los agentes que intervienen y que posibilitan el mensaje que se quiere decir. Un mensaje que hace referencia a un afuera del espacio expositivo pues está dentro de un elemento natural ajeno, a simple vista, a lo que aquí encontramos: la luz. Este elemento aparece como haces propios del sol que, cuando toman cuerpo, bien entrada la tarde, provocan que el espacio vibre, que parezca vivo; vibraciones sonoras que no son más que resonancias acústicas por debajo del umbral del sonido, casi inaudibles pero que dan sentido a todo el proyecto. Un trabajo que se resumiría como la imposibilidad de decir y la necesidad de tener que hacerlo; algo que nos lleva a plantear la comunicación como sea y donde sea no importando la legibilidad que tenga, tan sólo la llegada al receptor que la interpretará a su manera. Siempre hay distancia entre los unos y los otros. Las piezas se comunican levemente, casi sin tocarse, dependientes del paisaje. Muy en la línea land art cuyo exponente, en este caso, Walter de María y su campo de relámpagos, nos sirve como símil a la espera de que algo pase, de que lo allí expuesto cobre sentido; la majestuosidad de la naturaleza convertida en obra de arte, últimos resquicios de un romanticismo perdido largo tiempo atrás.