Del londinense Tom McCarthy (1969), uno de esos escritores a los que se suele despachar como inclasificables, el lector en castellano conocía ya su primera novela, Residuos, publicada en 2006 por Lengua de Trapo. En ella, como devoto seguidor de Joyce, McCarthy se concentraba en explorar los procesos mentales de un individuo, víctima de un extraño accidente que le vale una indemnización multimillonaria pero también le obliga a perder la memoria y, por ende, transforma sus procesos perceptivos.

Nos llega ahora su cuarta novela, este Satin Island en el que la diana es la inabarcable superposición de códigos y relatos que conforma la llamada realidad. McCarthy, que junto al filósofo Simon Critchley pilota un provocador grupo vanguardista de intervención cultural (International Necronautical Society), pone en danza en Satin Island a un "antropólogo empresarial" llamado U. -o sea Tú-, que tiene el encargo de escribir para la enigmática Compañía un omnicomprensivo informe etnográfico sobre la era actual. Será tan sólo la puerta de entrada a una peculiar pesadilla en la que McCarthy siembra más incertidumbres que certezas.