En sus primeros doce meses de existencia, el Centre Pompidou de Málaga no sólo ha conseguido impulsar de manera rotunda la imagen de la ciudad en su apuesta por la cultura, también ha logrado hacerse querer entre los ciudadanos como un exquisito lugar de encuentro con el arte y un foco de estímulo para los creadores locales. El balance, que en lo numérico se ha traducido en más de 220.000 visitas, supera con creces este aspecto, resultando un motivo de absoluta felicidad para el presidente del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París, Serge Lasvignes.

«Llego como un presidente feliz. Hemos demostrado nuestra capacidad de trabajar conjuntamente y me siento satisfecho por los resultados y por la empatía y simpatía alcanzada con el equipo malagueño. Así que espero que puedan entender cómo me siento», aseguró el máximo responsable de la institución francesa, quien mostró su voluntad de no conformarse con los resultados obtenidos sino todo lo contrario: «No podemos quedarnos con los brazos cruzados, ya que las cifras nos obligan a seguir trabajando tanto en la cooperación como en la relación con el público y los artistas locales».

La experiencia y el éxito de la filial malagueña, la primera fuera del país galo, viene además a reforzar los planes de la institución de ampliar este modelo a otros lugares del planeta. En este sentido, Lasvignes confirmó que ya han iniciado conversaciones con ciudades como Seúl (Corea del Sur) y Shanghai (China), aunque concretó que los nuevos proyectos no serán una réplica del desarrollado en Málaga. «No somos una cadena de comida rápida y no tenemos un único modelo para exportar. Tendremos que estudiar la singularidad de cada lugar al que llegue el Centre Pompidou. Y para cada uno deberemos construir algo diferente», explicó.

Previsiones de futuro. Respecto a aquellos aspectos en los que el Pompidou malagueño debe profundizar para «seguir siendo buenos» en este trabajo, Serge Lasvignes esbozó una línea de actuación en dos direcciones: aumentar visitas del público extranjero y fidelizar al visitante local.

«Para crecer hay que, por un lado, dotar de más vida al centro con una programación más atractiva y dirigida a un público más amplio. Por otro lado, debemos trabajar en el vivero que representa el turismo en esta ciudad. Tenemos un 70% de visitantes españoles y un 30% de extranjeros. Y aquí hay un terreno muy fértil que se puede desarrollar, especialmente en lo que respecta al público europeo».

Por su parte, Francisco de la Torre destacó el importante impulso que la apertura del Cubo del Puerto ha significado para la ciudad. «Para Málaga, ha sido y está siendo una maravillosa oportunidad, de cara a la visibilidad internacional, ser la primera sede fuera de Francia del Pompidou, una de las instituciones más prestigiosas en el mundo en el arte contemporáneo».