A sus 30 años, Amaia Salamanca reconoce estar en un muy buen momento de su vida. Actualmente participa en La embajada, la serie de Antena 3 que se estrenó con gran éxito de audiencia la pasada semana.

¿Cómo llegó hasta «La embajada»?

Como Bambú ya me conoce por otras series como Velvet o Gran Hotel, me llamaron para proponerme este proyecto. La trama y cómo se iba a tratar el argumento me pareció muy novedoso y acepté encantada.

¿Cómo se ha preparado el personaje de Fátima?

La referencia principal que he usado es la de Robin Wrigth aunque llegar al nivel de esa mujer es imposible. Me parece maravillosa en todos los sentidos y su personaje es brutal. Ellos están juntos porque quieren conseguir algo, porque les va bien estar juntos y eso le pasa a mi personaje con su marido Eduardo (Raúl Arévalo).

¿Qué papel tiene Fátima en el estatus y poder de Eduardo?

Ella se dedica a las labores sociales. Intenta llegar a los puntos a los que Eduardo no puede llegar por estar siempre en la embajada. Fátima accede a esa información a través de ganarse la confianza de las mujeres de los trabajadores de la Embajada.

¿Es Amaia Salamanca especialmente diplomática?

Siempre he sido un poco alocada aunque con la edad vas aprendiendo a ser diplomática. Mi problema sigue siendo que se me nota todo en la cara y, si algo no me agrada, se me nota. También me pasa al contrario.

¿Cómo va a ser la lucha con Sara por el personaje interpretado por Raúl?

Fátima está acostumbrada a que su marido tenga amantes, como los tiene ella misma, pero, cuando ve que la otra relación de Eduardo va a más teme perder todo lo que han construido juntos. Si llega otra persona y se lleva al Eduardo que ella conoce, le perjudica. Es amor y conveniencia de nuevo.

¿Está cómoda en el «look» de Fátima?, ¿cómo se ve de pelirroja?

¡Estoy encantada! En EE UU caracterizan mucho a los actores y me encanta que lo hagan. Me gusta cambiar de look con cada personaje al que interpreto. El look nos parecía que le daba un toque interesante.

¿Se ve Amaia Salamanca viviendo fuera de España como Fátima?

Sí. Siempre he dicho que me muevo por retos, es mi frase favorita. Si me llega un proyecto por el que me tengo que ir fuera, aunque las cosas no son tan fáciles porque ya no dependo solo de mí.

De las galerías a la embajada… ¿cómo ha sido el reencuentro con Maxi Iglesias y Raúl Arévalo?

Con Maxi coincidí muy poco pero me llevo genial. Respecto a Raúl, me quedé con muchas ganas de trabajar con él en Velvet y ha sido uno de los motivos para aceptar este proyecto es que hago de la esposa de Raúl que me parece un crack.

¿Alguna curiosidad rodando «La embajada»?

Es curioso que, al grabarse en enero en Madrid y tener que parecer que estamos en Tailandia, para que no se viese el vaho comíamos hielo para que se te enfríe la boca y no aparezca ni rastro del vaho.