Picasso, Antonio Banderas y Dani Rovira eran algunas de las estrellas destacadas del cartel. María, Juan, Hugo y Lucia..., malagueños de calle, también se sintieron ayer por un momento estrellas. Porque anoche todos fueron estrellas. La novena edición de la Noche en Blanco en Málaga creó una constelación única en la capital hasta la madrugada. Desde primera hora de la tarde pasear por el centro ya hacía presentir que iba a ser una cita multitudinaria. Cientos de malagueños y visitantes con programa en mano aprovechaban el buen tiempo para acercarse al centro y comenzar a hacer cola a las más de 250 actividades que se organizaron para este encuentro único con la cultura malagueña. Y como ya viene siendo habitual, la cita fue todo un éxito. Regueros de gente, colas interminables y espectáculos en diferentes rincones de la ciudad.

La calle Larios fue una vez más uno de los espacios protagonistas y se convirtió en un gran escenario donde se celebró un auténtico baile de estrellas. Varios bailarines de danza contemporánea se mezclaron entre los viandantes para bailar la danza de las estrellas. Por otra parte, otra de las acciones urbanas que más gente congregó fue el paseo de la fama que se ubicó en el Paseo del Parque. Una puesta en escena similar al Paseo de las Estrellas de Hollywood, en el que cada cual dejó escrito en una gran estrella el nombre de su estrella favorita y la pegó en el suelo. «He pegado dos estrellas con los nombres de Pablo Alborán y Maria Barranco», aseguraba María Crisol, una malagueña que asistió a la Noche en Blanco. Y un año más, las estrellas que más brillaron en esta noche mágica fueron los museos. Acceder al Museo Picasso fue una auténtica aventura, las colas comenzaron nada más abrir sus puertas y no cesaron hasta la hora del cierre. El Museo Carmen Thyssen creó, tanto dentro como fuera, un ambiente espectacular. Además de las visitas guiadas, las calles que confluyen en su entrada principal se transformaron en un peculiar paseo de la fama, sembrado de estrellas con los nombres de los pintores y escultores que forman parte de su colección. Eso sí, a las ocho de la tarde ya llegaba la cola a calle Mártires. «El año pasado no pudimos entrar así que este año nos hemos venido antes y vamos a visitarlo. Teníamos muchas ganas de conocerlo y qué mejor momento que la Noche en Blanco», aseguraba Alberto Rodríguez en la fila mientras esperaba para entrar al Thyssen. Muchas horas de espera también para aquellos que quisieron visitar la Alcazaba y el Teatro Romano.

La Casa Natal, otro de los centros más concurridos, instaló en su fachada un mapa estelar de una obra de Picasso con luces LED que ilustraba la constelación del artista. El Museo Ruso representó en su hall una nube de estrellas que envolvía al legendario Yuri Gagarin, el primer astronauta que viajó al espacio.

Muelle Uno

El Palmeral de las Sorpresas y el Muelle Uno fueron otros de los puntos neurálgicos de la velada. El Centre Pompidou también fue de los museos con más visitantes, en el que miles de luces de colores iluminaron su fachada y el popular cubo. «Ya hemos visitado el Pompidou en otras ocasiones pero leímos en la prensa la actividad Les étoiles que se iba a desarrollar y no queríamos perdérnoslo», explicaba Esther Frías, una profesora que acudió acompañada por su familia. Y en el recorrido estelar de la noche, los más pequeños fueron las estrellas más importantes. La Plaza de la Merced se convirtió en el epicentro de las familias, allí participaron en varios murales grafitis. Además, pudieron inmortalizar su paso por la Noche en Blanco en varios photocall. Talleres, cuentacuentos y visitas guiadas completaron la diversión de los miles de niños que no quisieron faltar a la cita.

Y en una noche estrellada no podía faltar la música, y la hubo de todos los estilos: jazz, gospel, flamenco, rock... Chenoa presentó su último trabajo ante una plaza de la Constitución totalmente abarrotada. En la plaza del Obispo se llevó a cabo un maratón de jóvenes estrellas con actuaciones ininterrumpidas de instrumentistas de la Fundación Musical de Málaga. El patio de los naranjos de la Catedral acogió la actuación de Concerto Málaga. Y como en toda buena cita que se precie no pudo faltar la gastronomía. El chef José Carlos García y el escultor malagueño Chico Repullo se unieron en la performance Malagueños con estrella, que tuvo lugar en la terraza del restaurante José Carlos García en el Muelle Uno y que estuvo dedicada al escritor Manuel Alcántara.

Málaga volvió a rendirse a una nueva edición de la Noche en Blanco y su lluvia de estrellas cargadas de cultura dejó con ganas de más a los miles de visitantes.

@pepalopezmlg