"Ella juega tranquilamente, o le pide a alguien que le ayude a encontrar a sus padres. Con la inocencia de una niña muerta. Parece el inicio de una película de terror, pero nada más lejos de la realidad...". Así empezaba el artículo del periódico marbellí 'Tribuna Express' que daba carta de naturaleza a una leyenda urbana de la localidad: la niña del Cortijo de Miraflores. Los numerosos testimonios de personas que han visto a la pequeña llevó a que la historia trascendiera las fronteras locales y llegara hasta el 'prime time' del misterio, el programa 'Cuarto Milenio', de Íker Jiménez, que le dedicó un completo reportaje. Cuentan que en el Cortijo de Miraflores se oyen voces y vaga un espectro, el de una niña de entre 7 y 9 años, con el pelo largo y negro y vestida de comunión. Uno de los espectadores del programa de Jiménez que quedó impactado con la historia fue el escultor Víctor Marín, que acaba de presentar en el Festival Santander Alternativo una escultura de la niña, una pieza única que combina las artes de esculpido digitales con las tradicionales.

Víctor Marín, conocido por sus trabajos en ´concept art´ para cine, televisión y vídeo juegos, así como por sus esculturas modeladas para coleccionables de alta calidad, ha querido reflejar "la dulzura del terror". Pero, eso sí, no deja de imponer lo suyo. Porque la historia de esta pequeña es de las que pone los pelos de punta: algunos afirman hasta haberla escuchado decir frases como "Yo vivo aquí", "estoy jugando mientras espero a mis padres" o "¿sabes dónde están mis padres?". Un empleado de la Delegación de Sanidad dijo ver a la pequeña y observar cómo su mano traspasaba a la niña al intentar tocarla, experiencia que le llevó a recibir tratamiento psicológico.

Hoy, el Cortijo de Miraflores es un atractivo del cada vez más pujante turismo del misterio. Algo a lo que, sin duda, contribuirá la escultura que acaba de realizar Víctor Marín.