El diario 'La Razón' publica una entrevista con el cineasta Carlos Saura, quien lleva varios años tratando de levantar '33 días', el proyecto en que Antonio Banderas encarnará a Pablo Picasso durante la génesis de su obra maestra absoluta, el 'Guernica'. "El problema de esta película, que para mí es muy importante, es que los productores ingleses y americanos insisten en que rodemos en inglés y eso me parece una barbaridad, un pequeño disparate. Si fuera otro personajes todavía, pero Picasso es perfecto para una coproducción hispano-francesa. Hablaba un francés macarrónico y eso me gusta mucho porque sería maravilloso que Banderas, malagueño y con ese acento tan bonito, lo haría muy bien. Pero la presión de Inglaterra y Estados Unidos es muy fuerte y tendré que ceder", asegura Saura.

El autor de 'La caza' y otras cintas totémicas del cine español se mantiene escéptico y lanza dudas sobre una aventura tan difícil como su empeño picassiano: "Creo que ya está el dinero para poder hacer la película, pero yo ya no me fío nada. Te dicen que sí, que Antonio Banderas quiere, pero... Hace falta la decisión de los directores para una fecha concreta, porque todo lo demás lo tenemos: el guión está comprado y Banderas está de acuerdo. Hay un problema con Gwyneth Paltrow, que interpretaría a Dora Maar, pero está muy ocupada, por lo que no sé si hará el papel".

Recordemos que hace unas semanas se supo que Antonio Banderas había negociado directamente la implicación de un magnate mexicano, Jorge Vergara, en el armazón económicodel filme. Vergara, dueño de Omnilife y del equipo de fútbol Chivas de Guadalajara, ha financiado películas como 'Y tu mamá también' (2001), del mexicano Alfonso Cuarón; 'El espinazo del diablo' (2001), dirigida por su compatriota Guillermo del Toro, y 'El asesinato de Richard Nixon' (2004), del estadounidense Niels Mueller.

Dice Carlos Saura que la historia de '33 días' es "preciosa": "Es que la historia es preciosa. La película empieza en el momento en el que el gobierno republicano le encarga una obra para el pabellón español de 1937, en París. Allí va un grupo de gente maravillosa formado por Aub, Bergamín y Larrea para convencerlo. Picasso se deja convencer, pero no del todo porque nunca ha hecho un cuadro del tamaño que le piden, 18 por 4 metros, una barbaridad. Así que durante meses está con dudas. Además tiene problemas de amoríos con su amante francesa que tiene una niña, está su mujer de verdad y está Dora Maar. Es un momento que produce poco y quiere también quedar bien con España, pero no sabe cómo".