Pablo López, de natural cauto, no puede evitar sentirse contagiado en sus aspiraciones por la buena marcha de 'El mundo y los amantes inocentes' (2015), que le ha reportado un disco de platino en ventas y que este miércoles le llevará a ser uno de los artistas invitados al homenaje a Plácido Domingo.

"Desde que salió, todo ha subido de manera exponencial y se ha magnificado tremendamente. Se podría decir que ha sido mi mejor año hasta el momento", concede el malagueño, con su concierto en el Teatro Circo Price de Madrid aún reciente.

Pudoroso, pocas veces reescucha sus propias canciones, pero hace solo unos días se permitió hacer ese ejercicio "desde el reposo". "La primera sensación fue sentirme orgulloso después de haberlo machacado tanto en directo. Empiezo a pensar sobre todo en lo que me queda por hacer", proclama.

Entre "Once historias y un piano" (2013), su álbum de debut, y más reciente álbum, la principal diferencia ha sido la seguridad al trabajar ante la buena acogida entre el público de canciones como "Vi", "El mundo" (recurrente muletilla musical en la serie de televisión "El príncipe") o "Tu enemigo", junto a Juanes.

"Eso ha hecho que me crezca para un tercer álbum, sobre todo a la hora de quitarte caretas y tirar para adelante", afirma el músico, que empezará a finales de año a centrarse en la composición, con la intención de ser "más incisivo" en las letras y en las secuencias de acordes, "en arriesgar más" en definitiva.

Cuando habla así, sobre "bailar con menos complejos y pasarlo bien sin aranceles", vuelve a demostrar su filosofía musical contraria a los encasillamientos, una tendencia que a él lo ha clasificado a su pesar en la categoría de "pop melódico".

"Creo en el poder de una canción por encima de todas las cosas, la cante quien la cante, y no tengo fronteras a ningún tipo de asociación", sostiene este hombre que igual escribe para Malú, David Bustamante o Carlos Rivera, que asiste a un concierto de Raphael o participa en un disco de tributo a Los Secretos junto a una larga nómina de "indies".

Eso sí, si hay algo que siempre definirá su música es la presencia de un piano, "que es vital, cada vez más", subraya.

El éxito no ha borrado del todo su inclinación al cálculo de riesgos. "El vértigo siempre está ahí, pero es una manera de sentir respeto", valora López, que sí se atreve a declarar en voz alta que le encantaría tocar algún día en la plaza de toros de Las Ventas.

De momento tocará este miércoles en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, dentro del concierto de homenaje al tenor Plácido Domingo, junto a otros artistas como Juanes, David Bisbal, Pablo Alborán, Andrea Bocelli, Alejandro Fernández o India Martínez.

"Es una pasada. Tengo una oportunidad histórica, porque voy a cantar 'Lo saben mis zapatos' con la Orquesta Sinfónica de Madrid, 72 músicos en total, y no veo el momento de que llegue", afirma.

Tras la cita proseguirá su larga gira por España, con compromisos como el del 9 de julio en la plaza de toros de La Malagueta, en su tierra, o, ya el 9 de septiembre, en L'Auditori de Barcelona, sin perder de vista América, de donde regresó recientemente.

"Sobre el papel suena muy bien empezar a pensar que, en lugar de escribir para 40 millones de personas, puedo hacerlo pensando en 500 millones", sueña.