Los festivales veraniegos agotan casi las 24 horas del día entre música en los escenarios principales y sesiones de ritmos bailables que prácticamente acaparan el resto de la jornada. Por este motivo, hay quien machaca sus huesos hasta requerir posteriormente una semana de descanso, o bien se toma la alternativa de dosificar las horas bajo el sol y casi 40 grados. Los weekers no son menos. Torre del Mar les ofrece un carrusel de opciones para también hacer turismo.

El III Weekend Beach Festival, catalogado ya como el de la consagración por sus cerca de 40.000 asistentes previstos, vive ya a pleno ritmo sus principales veladas musicales. La velada de ayer respondió a todas las espectativas. Sin embargo, horas antes preguntamos a muchos participantes sobre su día a día en la localidad axárquica. La mayoría reserva la franja central para disfrutar de «una de las mejores playas de la Costa del Sol». La idea no es ni mucho mala, sobre todo porque de los escenarios a la orilla hay menos de 100 metros.

La madrileña Lorena Fernández, de 20 años de edad, no tiene bono de acampada este año. Llegó anteayer a las siete de la tarde y después de «estar unas horas por los coches, bebiendo», optó junto a otros amigos por disfrutar de los conciertos. Celtas Cortos hizo saltar a más de 10.000 personas. No madrugaron. Pero lo primero que hicieron durante la mañana fue bajar a darse un baño. «Después hemos venido a la zona del festival a comer. Hay hamburguesas y es lo que vamos a tomar», añadía.

Una organización de diez. José Ángulo, de 24 años, también ha llegado como miles de jóvenes desde la capital de España. «Puedo decir con seguridad de que tenéis en Málaga uno de los mejores festivales de toda Andalucía. Está todo muy bien. Hay muy buenos artistas y está todo muy bien organizado. La organización es de diez», remarcó.

Sobre el día a día en el festival, su mensaje es rotundo: «Venimos a comer bien, disfrutar de la música y a beber todo lo que se pueda», argumentó.

Inés Montero se reconoce, a sus 45 años de edad, como una de las más veteranas participantes. No es cierto porque entre el público se han visto incluso a residentes británicos de casi 80 años. «Estamos encantados con Torre del Mar. Hemos ido a la playa, a comer a un par de sitios del pueblo. Hemos instalado la tienda de campaña y todo está perfectamente organizado. Estoy en la gloria. Esto es el paraíso», manifestó.

Otro «weeker veterano», Miguel Ortiz, de 55 años de edad, jugaba con las palabras: «Aquí hay que venir por uebos, porque este festival te rejuvenece». Recordaba que lo de hacer algo «por uebos» responde a cuando se hace por necesidad». Miguel Ángel Rico, de 39 años y procedente de Málaga capital, agregaba: «La música está genial». Por su parte, Francisco Gómez y Nick Lasarte, ambos de 21 años, remarcaban que se han alojado por comodidad en casa de un amigo: «Vamos y venimos cuando hay grupos que nos gustan».