Escuchando la apasionada picardía con la que, a sus noventa años, Jacques Villeglé describe los impulsos que le llevaron a crear sus populares carteles rasgados, símbolo y punta de lanza del Nouveau Réalisme (Nuevo Realismo), se comprenden de golpe los resortes de la revolución de este movimiento nacido en los años sesenta del pasado siglo y que vino a proponer nuevo lenguaje artístico en contraposición a la agotada abstracción pictórica.

Una veintena de obras de Villeglé, Arman, César, François Dufrêne, Jean Tinguely, Yves Klein, Christo, Raymond Hains y Gérard Deschamps, entre otros, procedentes de la colección del Centre Pompidou, Musée National d´Art Moderne de París, protagonizan la nueva exposición del Pompidou malagueño, El Nuevo Realismo. «Teníamos que luchar contra lo que se nos imponía. No estábamos en contra del arte, sino que buscábamos una nueva forma de trabajar», señalaba ayer el creador francés, que acudió a la inauguración de esta exposición temporal que podrá visitarse hasta el próximo 25 de septiembre.

«Este movimiento, que comenzó con los carteles de Villeglé, desarrolló una gran originalidad y fue precursor del arte pop americano, aunque no ha tenido el reconocimiento que debería», explicó la comisaria de la muestra, Sophie Duplaix, que aseguró que la instalación de la obras ha «supuesto un desafío, ya que son piezas un tanto complejas». El visitante se adentra en El Nuevo Realismo a través de un pasillo en el que se muestran fotografías de los nuevos realistas para toparse de frente con la luminosidad de América, América (1964), de Martial Raysse, un gran neón que representa el chasquido de dedos de una mano que recuerda a la que sostiene la antorcha de la Estatua de la Libertad. En la siguiente estancia se exhiben los carteles que Villeglé encontraba por la calle y que cortaba o pedía a otros que arrancaran para realizar sus composiciones, como es el caso de Alfombra Maillot (1959). Esta composición pone de relieve la importancia que para el artista tienen las letras rotas, fragmentos de un discurso desnaturalizado tras sucesivos rasgados. Otra obra destacable, desarrollada junto con Raymon Hains, es Ach Alma Manetro (1949). Villeglé, único artista francés vivo con obra en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, confesó que le hubiera gustado conocer a Picasso: «Se aprende mucho de juntarse con personas locas que persiguen sus sueños». Aún así, aseguró que en sus comienzos no quería que le tomaran por un poscubista, movimiento que abanderó el malagueño, ya que objetivo, era «buscar una nueva idea del arte que se distanciara de la tarea del pintor tradicional». «Al salir de la Segunda Guerra Mundial y su censura intelectual nos vimos obligados a romper con los moldes. No sabíamos qué queríamos hacer, pero sí que queríamos una revolución», relató Jacques Villeglé, que dijo que al llegar a París en 1944 quedó enamorado de la ciudad, «plagada de carteles», que finalmente resultaron las «fuentes de inspiración» de su trabajo.

Dos máquinas-escultura de Jean Tinguely, La puerta (1960) y Metal, alambre, objetos de plástico, plumero, barril, motor (1961-1962); los tejidos plegados de Gérard Deschamps en Pilot Ink (1961-64); el Retrato relieve de Arman (1962), con su azul característico sobre un fondo dorado, y su montaje Maullidulación de crepitancia (1962) y el Bajorrelieve (1961) de César son algunas de las piezas que acompañan al visitante por este recorrido que concluye con la obra Empaquetado y suelo envuelto (1968-69) del búlgaro Christo. Tanto el director del Musée National d´Art Moderne, Bernard Blistène, como el responsable del Pompidou de París, Denis Berthomier, elogiaron la exposición y la calidad del equipo de trabajo malagueño y su capacidad de colaboración con el equipo francés. «Estoy celoso por cómo están aquí representadas esta obras excepcionales. Me encantaría tener esta muestra en el Musée National d´Art Moderne», dijo Blistène.

Exposición-taller. Junto la muestra temporal también se inauguró ayer la exposición taller La aventura de los objetos en el espacio joven del Pompidou, que presenta un recorrido alrededor de la obra del artista Arman, donde niños desde los tres años podrán sumergirse en el mundo poético de los objetos. Este artista, que se definió a sí mismo como «un explorador de lo cotidiano», extrae sus materiales y su inspiración de los objetos fabricados por y para la sociedad de consumo.

El objeto y la actividad manual son los hilos conductores durante el recorrido de esta exposición-taller, en la que toda la familia asumirá el papel de herramientas para el autoconocimiento y la exploración del mundo. Paso a paso, al interactuar a través del recorrido los visitantes de todas las edades experimentarán los múltiples procesos de transformación de los objetos creados por el artista.