La última tienda de discos de Málaga desaparece. La historia de Candilejas, que pendía de un hilo desde hace ya varios años, llega tristemente a su fin. El responsable del mítico comercio de la calle Santa Lucía, José Antonio Castañeda, acudió el pasado lunes al juicio por el conflicto que mantenía con los propietarios del local, que le reclamaban las llaves del inmueble apelando a la extinción de los contratos de renta antigua que anula los alquileres anteriores a 1985. Pero la vista no se celebró, ya que los abogados de ambas partes decidieron sentarse a negociar un acuerdo sin que tuviese que mediar el juez.

Con este trato se paraliza el desahucio planteado por los propietarios y acaba la lucha de Discos Candilejas por mantener el negocio a flote. La tienda, que desde 1987 lleva instalada en su actual local -el negocio abrió sus puertas en 1978 en calle Mariblanca y después se trasladó a la calle Dos Aceras-, ha solicitado unos meses para poder preparar el cierre, que se materializará antes de que acabe el año. «La fecha límite es noviembre, aunque todo se puede retrasar y cabe la posibilidad que pasemos aquí las Navidades», comenta con tristeza Pepe, como todo el mundo conoce a Castañeda, que en el último año, desde que comenzaron los conflictos con el arrendador, ha perdido varios kilos de peso.

«Ahora lo que nos queda es liquidar todo el material que tenemos en la tienda y marcharnos», sostiene con los ojos encharcados este hombre que ha dedicado su vida a los discos y que ha sufrido en primera persona los no pocos vaivenes de la industria. «Comenzamos con los vinilos y los casetes, pero a principios de los noventa llegó el cedé», recuerda. «Aquello fue como empezar de nuevo. Aquí hemos vivido varios comienzos. Por eso siento que cerrar es muy difícil, aunque mi preocupación son mis compañeros». Se refiere a Fran y Alejandro, que desde 1990 atienden a los clientes. Ellos estudian ahora la posibilidad de continuar en el futuro con la marca Candilejas en otro local. Con ese objetivo han remitido una carta al Ayuntamiento para que les ayuden a mantener el negocio y a dar con un espacio bien ubicado que garantice su supervivencia. «El Ayuntamiento debería cuidar los negocios tradicionales para que éstos no desaparezcan bajo la invasión de las grandes cadenas y las franquicias. En otras ciudades de Europa, como París, ya se ofrecen ayudas a los empresarios con el fin de mantener este tipo de negocios que forman parte de la identidad de una ciudad», relata Fran.

En los próximos meses, Candilejas ofrecerá las referencias que poseen en la tienda a precios reducidos. El catálogo de stock discográfico que tienen almacenado alcanza los 90.000 euros, dinero que no servirá para amortiguar la tristeza que siente el responsable de un lugar en el que ha pasado las últimas tres décadas.

Entre los recuerdos que ayer se agolpaban en la memoria de Pepe destacan la llegada de su primer hijo, que coincidió con la apertura del local en 1979 -«Mi primer hijo vino con esta tienda bajo el brazo»-, y el cariño de la clientela. «El trato con la gente es uno de los más gratos recuerdos que me llevo. Y la alegría de algunos clientes cuando le conseguíamos ese disco que te pedían y que creían imposible. Algunos incluso lloraban de la emoción cuando venían a por ellos». Hoy Pepe se resigna al fatal destino del negocio de vender discos - «No hay que buscar culpables, la vida está así»- y asegura que marcha igual que llegó, «con nada». Aunque, también hay que decirlo, pocos como él pueden presumir de haber pasado una vida entera rodeado de discos y de personas que aman la música.