"Que muy machín, no? Ah muy machín, no?

Marica nena mas bien putín, no?

(...)

Puto!

El que no brinque y el que no salte

Puto!

El que no grite y eche un desmadre

(...)

Amo a matón

Matarile al maricón

Y que quiere este hijo de puta

Quiere llorar

Quiere llorar"

Son extractos de la letra de 'Puto', uno de los temas más exitosos de la banda mexicana Molotov, que este miércoles por la noche actúa en Málaga, concretamente en la La Trinchera. La formación ya recibió en su momento varias denuncias de grupos LGTB pero argumentan que se trata de "una canción catártica sobre la situación en México a finales de los años noventa" por lo que siguen interpretándola en sus conciertos.

Israel de Garay, autor de la letra y música del tema, y sus compañeros siempre se han defendido echando mano de la polisemia: "Puto o maricón en México también se aplica a cobarde". Vamos, que lo arreglaron a base de bien: como dijo en su blog Alberto Fernández, ""puto" no significa "cobarde"; "puto" es un insulto contra los hombres homosexuales, quienes son estereotipados como "afeminados", "débiles", "poco hombres", y sí, "cobardes", en contraposición a un ideal machista de "hombría" como "valor". La asociación es indisoluble". Y sigo a Fernández, que apela a la incoherencia de fondo de todo este asunto al hablar de otro de los grandes éxitos de Molotov, 'Frijolero', una canción contra los estereotipos del mexicano desde Estados Unidos: "Yo ya estoy hasta la madre/De que me pongan sombrero/Escucha entonces cuando digo/ No me llames frijolero": "No se puede esperar que algunas personas dejen de ser llamadas 'frijoleros' mientras otros siguen siendo llamados 'putos".

¿Qué hacemos entonces? ¿Censuramos a Molotov? ¿Les metemos en la cárcel? ¿Hacemos como con Loquillo, que ya no interpreta en directo 'La mataré' por miedo a ser acusado de apología de la violencia de género? Pues la verdad es que no tengo ni idea. Ellos mismos sacaron la canción de su repertorio en directo durante un tiempo para solidarizarse con un asesinado por homofobia, pero, tiempo después, volvieron a incluirla.

Seguramente en mi colección de discos y favoritos musicales habrá mensajes y contenidos reprobables para muchos y que yo acepto tranquilamente. Seguramente, si alguien escribe líneas como éstas sobre otro episodio y protagonistas, yo pensaría: "Ya está otro pelma iniciando una caza de brujas virtual". Pero también me imagino cómo esta noche habrá centenares de personas coreando a grito pelado algo como "Matarile al maricón" y me da algo entre la grima, el asco y la pena.