La plaza de toros de Antequera celebraba ayer su tradicional Corrida Goyesca, un espectáculo que se vive con intensidad dentro de las festividades de la Real Feria de Agosto. Gran expectación había despertado la presencia de Roca Rey en el cartel, y su ausencia tras el percance de La Malagueta supuso un gran varapalo que quiso ser solventado con la inclusión en el cartel de un diestro destacado en el coso de la capital como es Joselito Adame.

Volvía tras años de ausencia a este coso Enrique Ponce, que formó un auténtico alboroto en el cuarto de la tarde, Amparador, un animal de Zalduendo que tuvo movilidad y al que el valenciano le explotó todas sus virtudes en una faena tan estética y vibrante como falta de ajuste. Por el pitón derecho, el animal repetía con emoción; lástima que por el izquierdo no tuviera esa pujanza. No fue obstáculo para que el veterano espada se sintiera e hiciera sentir a la afición que en más de dos tercios ocupaba los tendidos del bello coso antequerano, y que le solicitó con fuerza las dos orejas tras rodar de forma espectacular un toro al que se premió con la vuelta al ruedo. Por esta faena, fue proclamado triunfador del festejo, recibiendo de manos del alcalde Manolo Barón el trofeo que así le acredita.

Su primero fue un toro muy parado, que no pasaba de la media arrancada y al que, pese a no cesar en su empeño, no pudo conseguir que se entregara a su mágica muleta. Muy rajado, terminó acunado en tablas, donde tuvo que entrar a matar con solvencia y escuchó una ovación.

Joselito Adame toreó muy a favor del primero de su lote, doblándose de inicio de faena con la rodilla flexionada en línea recta. Consiguió ir alargándole el recorrido paulatinamente con tandas en redondo cada vez más largas y exigentes. Al tomar la muleta por el pitón izquierdo se paró de raíz esta progresión para terminar por pararse por completo. Ya en tablas, el azteca fue arrancándole muletazos a favor de la querencia en una labor jaleada y que fue premiada con una oreja tras media estocada.

Más colaborador fue el segundo, un toro de gran nobleza al que lució variado con el capote y con el que saludaron los componentes de su cuadrilla tras parear. Ya con la muleta se lo llevó a los medios en una faena de corte clásico que tardó en calar en los tendidos. Sólo lo hizo en la recta final, más enfibrado y en la corta distancia. Lo mejor, con diferencia, el estoconazo final.

Muy seria fue la tarde de Fortes, siempre por derecho y sin aliviarse. Apretadísimo fue el quite por gaoneras a su primero, y la colocación con el rajado primero fue perfecta. La pena es que todo quedaba deslucido porque el toro estaba acobardado y quería huir, y sólo se pudo caldear el ambiente con unas bernardinas finales de máxima exposición.

Con la presión de tener que igualar al menos a sus compañeros para acompañarlos por la Puerta Grande, el malagueño lo recibió con verónicas a pies juntos, lo cuidó en el caballo y confirmó en un variado quite que suyo era lo mejor que se hizo con el capote. Ya con la franela, se confirmó que le había correspondido el lote más deslucido, con otro astado muy rajado y mirón al que aguantó con valor en una faena muy pura y terminada con un arrimón muy meritorio. Lástima que entre el viento y los cabeceos del burel algunas fases no fueran todo lo limpias que habría deseado; pero hizo sobrados méritos para volver a sumar y acompañar en volandas a sus compañeros.

@danielherrerach