­Quizá el haberse criado entre una inmensa biblioteca de más de 5.000 libros haya sido el detonante para despertar su curiosidad con todo aquello relacionado con la cultura. Y es que no cabe duda de que la influencia del entorno despertó en el joven artista Fabio Jiménez su interés por el cine, la fotografía y, sobre todo, el dibujo y las ilustraciones, algo que reconoce como su «pasión» y que le ha valido para diseñar el cartel que Vélez Málaga ha creado con motivo del IV centenario de la muerte de Cervantes.

La localidad cervantina no desaprovecha la ocasión para potenciar los lazos que un día creó el escritor a su paso por la ciudad. Una historia que conoce de sobra el propio Fabio, gracias a la influencia y estudios sobre este tema por parte de su padre Antonio Jiménez, quien editó el capítulo Capitán Cautivo de la obra de Cervantes. El joven artista narra las pericias del afamado escritor, que llegó a Vélez como recaudador de la corona tras estar cinco años preso y perder una mano. No se sabe si en la localidad cobró lo establecido pero «entre los percheles de Málaga y la dulzura de los vinos de la Axarquía se fundó el dinero». Acabó en la cárcel de Sevilla y ahí comenzó Don Quijote de la Mancha. «Tenemos parte de culpa y gloria y yo me he criado con esa idea. Era el mantra de la casa», señala.

Aficionado al tiro con arco, la naturaleza, la esgrima y la fotografía, este joven lucha por convertir su pasión en el medio a través del cual ganarse la vida.

Dibujar sobre papel con tinta china o hacer ilustraciones son los formatos en los que se siente más cómodo cuando le da rienda suelta a su imaginación. Aún recuerda como fueron sus primeros coqueteos con un lápiz. Era un niño y sus padres escribían en el periódico El Comarcal, un diario local. Se llevaban el trabajo a casa y las hojas que sobraban al hacer las pruebas de impresión fueron el primer soporte con el que tomó contacto Fabio. A partir de ahí no ha habido descanso. La crítica social y la sátira, la ironía y el surrealismo , la historia y la fantasía caballeresca son sus fuentes de inspiración.

Tras mostrar sus obras a familiares y amigos, y animado por aquellos que no eran de su círculo más próximo, Jiménez expuso por primera vez a los 16 años aproximadamente. «Nunca he tenido mis obras guardadas, no tenía miedo. Empecé a mostrarlas y me animaron», resume.

Ha expuesto en lugares variopintos como El Paso, uno de los bares con más solera de su localidad, o el Teatro Cánovas. También ha creado ilustraciones y carteles para instituciones y medios diversos. Todo en lo que pueda dejar su huella no duda en hacerlo. Ahora, incluso, ha comenzado a tatuar.

La oportunidad de crear el cartel del IV centenario de la muerte del Quijote para Vélez la creó el mismo. Se autodenomina como un «involucrado sentimentalmente» en las andaduras de Cervantes por la localidad, ya que ha estado siempre presente en su casa. Él mismo diseñó varias propuestas y movió los hilos necesarios para presentarlas ante el Ayuntamiento. «Tuve total libertad ya que me puse a trabajar antes de tiempo y me planté allí con la iniciativa», destaca. Se siente satisfecho del trabajo y espera que sirva para dar un empuje más al municipio. Como él mismo detalla, en la imagen se reconocen los lugares más emblemáticos del casco histórico como las torres de la iglesia de San Juan y Santa María, el convento de las carmelitas, la fortaleza, el convento de San Francisco o la muralla. Todos ellos ante la sombra de un erguido Miguel de Cervantes.

En estos momentos anda inmerso en varios trabajos que le ayudan a seguir haciéndose con un nombre pero reconoce que el camino es difícil. Consciente de la situación, su formación nada tiene que ver con el mundo artístico. Comenzó el bachillerato de Artes pero lo abandonó al ver que solo se diferenciaba del resto por una o dos asignaturas. En cambio ha ampliado sus conocimientos en el mundo del diseño gráfico y ha trabajado en diversos sectores: desde cámara de televisión y fotógrafo hasta churrero durante dos años.

Su cabeza no para de crear y almacena infinidad de proyectos que espera que poco a poco vean la luz. Ganas de dibujar no le faltan.