­Una de las principales labores de la Fundación Picasso es salvaguardar la memoria del genio de la plaza de la Merced y la de su familia. La Casa Natal cuenta con diversos objetos que pertenecieron a los Ruiz-Picasso que atestiguan cómo era la vida a finales del siglo XIX en la ciudad en la que nació el autor del Guernica. Conocer los orígenes de Pablo Picasso y su entorno familiar representa un elemento fundamental en el estudio de su posterior legado creativo. Por este motivo, la Fundación celebra estos días la donación de una quincena de objetos pertenecientes a los padrinos del pintor, Juan Nepomuceno Blasco Barroso, primo del padre de Picasso, y su mujer, María de los Remedios Alarcón. Estas piezas fueron guardadas durante años en Torremolinos por Manuel Blasco Alarcón, primo segundo de Picasso.

Los objetos, entre los que destacan diversas piezas de mobiliario -sillas de caoba, una mecedora, una mesa y un bargueño del siglo XVII-, así como distintos retratos, varias placas de cristal fotográfico, una agenda y unos prismáticos, fueron donados por Manuel Blasco a su íntimo amigo Manuel Naranjo con la condición de que éstos acabaran siendo expuestos las salas de un museo.

Los herederos de Naranjo habían acordado con el Ayuntamiento torremolinense donar estas piezas al Museo de Bellas Artes, un malogrado proyecto del exalcalde de la localidad, Pedro Fernández Montes. Finalmente, y ante la imposibilidad de donarlos a Torremolinos, los enseres de los padrinos de Picasso han venido a aumentar los fondos de la Colección de la Casa Natal.

Esta selección de objetos, realizada por Rafael Inglada, viene a completar la crónica de los primeros años de Picasso. De hecho, muchos de estos muebles decoraban la casa que sus padrinos tenían en calle Casapalma, donde tuvo lugar el convite posterior al bautizo del pequeño Pablo en la iglesia de Santiago. Entre los objetos de esta donación, que próximamente serán expuestos al público, destacan algunas curiosidades, como unos prismáticos de marfil esmaltado, un regalo que le hizo en 1842 el general Espartero a Juan Nepomuceno Blasco, tío abuelo de Picasso y padre del que fuera su padrino. Llama igualmente la atención una agenda de la madrina, María de los Remedios Alarcón, en la que se puede leer la dirección de la madre de Picasso en Barcelona. Los padrinos del pintor aparecen en dos retratos en miniatura fechados en 1880, y en una placa de cristal fotográfico de 1895. También sobresale una paleta de viaje del pintor Horacio Lengo, amigo de la los Ruiz-Picasso, una familia en la que los pinceles y los colores eran un asunto más que cotidiano.