Hay momentos que pueden cambiar toda una vida. Para Cristóbal Romero (Antequera, 1965), ese día llegó cuando, siendo quinceañero, contempló por primera vez el acueducto de Segovia. «Me impactó tanto que aquello llevara allí tantísimos años y llevara agua a la ciudad...», cuenta. A partir de ahí, su vida no fue la misma. Con el tiempo, comenzó a leer a los grandes historiadores romanos: Tácito, Tito Livio, Suetonio, Dion Casio... Y en este adolescente, que tuvo que dejar los estudios para ponerse a trabajar con 13 años, fue naciendo un apasionado del Mundo Antiguo.

Tantos años de devoción por la historia de siglos pasados ha dado sus frutos: Malacitanus, una novela ambientada en el año 44 después de Cristo -en tiempos del emperador Claudio- a caballo entre la ciudad de Malaca y Roma.

La obra, de casi 500 páginas, editada por Ediciones del Genal, nació a partir de que, en 2014, cerrara la empresa en la que Cristóbal trabajaba -lleva 20 años de experto en fumigaciones de productos muy tóxicos-. «Al cerrar me dije: esta es la mía. He tenido un trabajo muy duro, salía de casa el lunes a las 5 de la mañana y volvía el viernes a las 9 de la noche, así que pensé que quería dedicarme a escribir y después de dos años y pico con el libro ha sido de las cosas que más me han llenado en la vida», confiesa.

El germen de Malacitanus, cuenta Cristóbal Romero, fue un artículo sobre el garum malacitano, la salsa de pescado hecha en Malaca y considerada una delicia exótica por los romanos. «Me puse a investigar y empezó mi mente a darle vueltas y a montarme una película», cuenta.

Y en esa película literaria hizo su aparición Quinto Elio Malacitanus, el protagonista de la novela, un joven de Malaca, nieto de un comerciante, que viaja a Roma.

El escritor cuenta que con el título y el personaje nacido en Malaca, donde también concluye la novela, ha querido reflejar «mi amor a Málaga».

Para la ambientación de esta novela de acción ha contado con numerosas lecturas de los clásicos pero también de obras como las dos famosas novelas de Robert Graves sobre el emperador Claudio, llevadas en 1976 a la televisión por la BBC.

La presentación de la obra hace unos días en la Sociedad Económica de Amigos del País, cuenta Jesús Otaola, responsable de Ediciones del Genal, ha sido la de mayor éxito en la historia de la librería Proteo, propietaria de la editorial, pues contó con la asistencia de unas 250 personas.

El éxito llena de satisfacción a Cristóbal, que ya está preparando una segunda parte, que espera terminar el año que viene y que contará con una trama ambientada en los mismos escenarios y época que Malacitanus pero también en la Málaga de 1951, cuando la construcción de la Casa de la Cultura dejó al descubierto el Teatro Romano. El hallazgo de un misterioso pugio (daga en latín) entroncará este viaje en el tiempo.

El niño que a los 15 años se quedó sin palabras ante el Acueducto de Segovia es hoy un escritor que vive feliz su vocación mientras viaja con sus palabras por el gran Imperio Romano.