Home Movie Day o Día del Cine Casero. Cada octubre, miles de personas en todo el mundo se reúnen frente a una pantalla de cine para recuperar un patrimonio que es, sin duda, una de las más claras manifestaciones de la expresión popular del siglo XX: el cine hecho por aficionados. Cada octubre desde 2002 -y luego desde 2005 por invitación de la UNESCO-, en decenas de ciudades del planeta tiene lugar y se celebra el Día del Cine Casero, ayer le toco el turno a Málaga. La escuela nómada Minichaplin, con el patrocinio del Festival de Cine Español, fue la encargada de poner en marcha un programa único donde el cine familiar y el amateur fueron los protagonistas.

«El propósito de esta jornada, cuya base es siempre la proyección de las películas que se conservan en los hogares, es poner de manifiesto el valor, la riqueza que atesora este cine de pequeño formato realizado por particulares y contribuir a que quienes poseen estos materiales los conserven del mejor modo posible», señaló el organizador y miembro de Minichaplin Kike Díaz.

Fue en 2010 cuando Málaga se estrenó como capital del Día Internacional de Cine Casero, un evento que se celebró por primera vez en España y que ayer festejó su quinta edición. Una de las actividades estrella fue un taller artesanal de cine en Súper-8 impartido por Salvi Vivanco y donde los participantes rodaron su propia película en este mítico formato. Una jornada intensiva donde se conocieron las claves y el funcionamiento de un formato de cine con más de 50 años de historia y cuyo lanzamiento en 1965 supuso una auténtica revolución en la producción cinematográfica no profesional. «El taller forma parte de la dinámica de la recuperación del Súper-8, es utilizar un formato que ya no existe -aunque vuelve a estar de moda- para hacer cine domestico. Hemos grabado Málaga en el siglo XXI con una tecnología del siglo XX y en ocasiones intentando emular imagenes míticas de Málaga», señaló el director del evento Kike Díaz.

Además del taller, el Día del Cine Casero acogió en el Centro de Cultura Pedro Aparicio la proyección de 15 fragmentos de películas de cine domestico de tres minutos de duración cedidos por malagueños. Fue una oportunidad única para ver películas que se realizaron en los años 60 y 70 y que recogen momentos tan importantes en la ciudad como la Semana Santa, la Feria o un entierro de la época. «Esta iniciativa es una manera de evitar que una herencia que es de todos se pierda, si perdemos la memoria estamos condenados», concluyo Kike Díaz.