Dos talentos «boquerones» muy singulares se hicieron ayer con dos cotizados galardones: Miguel Ángel Moreno, «Bolo», es el propietario del Premio Nacional de Circo y David Delfín, el dueño del Premio Nacional de Moda. Sendos reconocimientos para dos creadores revolucionarios y respetados en sus respectivos ámbitos de creación.

M. Á. Moreno 'Bolo' (artista de circo)

M. Á. Moreno 'Bolo' (artista de circo)El payaso malagueño Miguel Ángel Moreno, Bolo, fue distinguido ayer por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con el Premio Nacional de Circo 2016, dotado con 30.000 euros, por «la renovación de la acrobacia a partir de la incorporación de elementos escénicos».

Según ha informado el citado departamento gubernamental, que con este galardón reconoce la actividad de entidades y profesionales españoles del circo, Bolo ha sido galardonado también por su «capacidad de dinamizar el circo actual, especialmente en el ámbito andaluz, y su gran proyección nacional e internacional».

Miguel Ángel Moreno (Málaga, 1977) es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Granada y en 2011 se especializó en equilibrios acrobáticos, en concreto, en potro o fuerte, es decir, la persona que sirve de base para el resto de las pirámides.

Fue fundador de la compañía de Teatro de Calle Yastin Gigoló, con la que creó dos espectáculos, Circóbolo y 24 horas, representados en festivales de toda España. Y ha participado como actor y artista de circo en compañías como las andaluzas Rolabola y Animasur.

Como docente imparte cursos de circo y acrobacia desde 1997 en el local de artes urbanas Animasur de Granada y, actualmente, es responsable de circo y profesor de la Escuela de Circo de Granada.

En 2008 fundó la Compañía de Circo Vaivén, con la que ha creado espectáculos ampliamente reconocidos, entre otros, Des-Hábitat y Do not disturb, éste último galardonado por la Asociación de Artes Escénicas de Andalucía. El próximo 6 y 12 de febrero de 2017 visitará el Bam Brooklyn de Nueva York con el espectáculo Do not disturb.

«Desde hace unos años para acá estamos consiguiendo muchas cosas, pero siempre estamos en una continua lucha. Por suerte ahora el circo, sobre todo el contemporáneo, se ve como cultura, una profesión de la que se puede vivir y por la que se puede luchar», cuenta Moreno desde Granada, donde reside desde hace 20 años y donde está la sede de su compañía Vaivén, fundada en 2008.

Seleccionado por el jurado por «la renovación de la acrobacia a partir de la incorporación de elementos escénicos» y por su «capacidad de dinamizar el circo actual, especialmente en el ámbito andaluz, y su gran proyección nacional e internacional», el malagueño cree que se trata de una definición «maravillosa» de su trabajo ya que éstas palabras son su «seña de identidad». «En nuestra compañía el movimiento se incorpora a los elementos escénicos, no al atrezzo, porque no hay, nuestras escenografías son las personas. Eso quiere decir que han trabajado por conocernos y saben quiénes somos», matiza.

«Sobrevolando» aún tras conocer esta noticia, el acróbata y profesor de la Escuela de Circo de Granada confiesa que se encontraba en el fisioterapeuta cuando ha recibido la llamada del Instituto de las Artes Escénicas, porque «los del circo», como reconoce, «siempre tienen muchas lesiones».

David Delfín (diseñador)

David Delfín fue galardonado ayer con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2016 por la «audacia, valentía y compromiso social de su obra, con una señalada identidad española que desarrolla un universo vanguardista propio», que él ha recibido embargado por la «emoción», convaleciente en su casa de Málaga. Delfín recibió «feliz» la noticia pero, debido a las secuelas de su última operación, aquejado de tres tumores en la cabeza, el diseñador andaluz ha sido muy escueto en su valoración, pero si ha anunciado que quizá no podrá asistir a recoger el premio. «No sé si voy a poder acudir a recoger el premio, estoy recuperándome de la operación de los tumores en la cabeza», declaró el creador, visiblemente emocionado por la noticia.

El premio, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y dotado con 30.000 euros, le ha sido concedido por haber logrado «traspasar las barreras entre la moda y el arte, los géneros y las generaciones, lo comercial y lo artístico».

El jurado ha valorado «la fuerza de su mensaje creativo le hace merecedor del Premio Nacional de Diseño de Moda 2016».

El diseñador malagueño de 46 años, David Domínguez González, crea su marca Davidelfin en 2001, junto a la modelo Bimba Bosé y los tres hermanos postigo, Deborah, Diego y Gorka, y solo dos años más tarde, en 2003, recibe el premio L’Orèal París a la mejor colección joven de la entonces pasarela Cibeles

Diseñador, pintor, actor y modelo fotográfico, su creatividad ha ido más allá de sus creaciones en la moda, donde debutó en 2009 en la Semana de la Moda de Nueva York.

El Premio Nacional de Diseño de Moda reconoce a un creador o a un colectivo susceptible de ser considerado como creador, por su obra hecha pública o realizada el año anterior o en reconocimiento a una trayectoria profesional.

David Delfín presentó su última colección en la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week el 16 de febrero de 2016, pero ya no pudo acudir a la última edición de MBFWM el pasado septiembre debido a su enfermedad.

Poseedor de uno de los lenguajes más genuinos y reconocibles de la pasarela española, David Delfín concibe la moda como un «soporte polifacético, que se contamina de todo», y como un campo de creación influenciado por disciplinas como el cine. David Delfín, que tiene imagen de transgresor, es pura emoción, sentimiento y pasión. «Sí, puedo mostrar una cara transgresora y luego me gusta Rocío Jurado o Raphael», bromeaba el diseñador, quien siempre pretende «generar sorpresa».

David Delfín debutó en la Pasarela Cibeles en 2002 con la colección Cour des miracles, inspirada en las películas Viridiana y Belle de Jour, de Luis Buñuel, y su puesta en escena recordaba a Los amantes encapuchados, de Magritte. Un trabajo «traumático» que suscitó una gran polémica porque puso a pasear a modelos encapuchadas y con sogas al cuello. Para unos, una provocación que invitaba a salir de la pasarela; para otros, pura vanguardia.