En su libro Cultura y simulacro, Jean Baudrillard desmenuza algunas de las claves de todo aquello relacionado con la cultura del simulacro, instalada en nuestra sociedad desde una óptica capitalista, donde la realidad parece haberse sustituido por una imagen de lo real a través de una serie de pantallas como la televisión. En él, se mencionan términos como espectáculo, simulación, hiperrealidad... que también encontramos en un texto anterior de Guy Debord titulado La sociedad del espectáculo que defiende la tesis por la cuál el capitalismo ha traído consigo una perversión en el ámbito de la imagen, copando el imaginario social, que la orienta hacia una política basada en el consumo. Así, la publicidad se encarga de ocupar este nuevo espacio tratando de vender exhibiendo sus productos y montando relatos favorables a este cotidiano estilo de vida. Todo parece discurrir en el engaño y en no distinguir entre lo real y aquello que se presenta como su apariencia.

Bajo esta piel se desarrolla la exposición Simulacra et pos lacre con cuatro proyectos que cohabitan en las dos salas sobre las que se despliega la muestra. Así, se puede observar cómo los proyectos de Sheila Rodríguez y José Gómez se articulan en unos parámetros totalmente opuestos. Rodríguez desarrolla una serie de pinturas un tanto obtusas donde los escenarios -interiores arquitectónicos- se rigen por el desorden: una especie de ruina contemporánea que es potenciada por la gama de colores oscuros que componen los cuadros. Mientras Gómez, parece mantener un diálogo profundo con la imagen que la acercan al registro fotográfico. En especial las pinturas de pequeño formato con esas veladuras infraleves que recuerdan a la técnica de la cyanotipia. En otro ángulo se sitúa la obra de José María Hevilla, que tomando prestado el lenguaje de la publicidad y la abstracción, elabora una serie -El mapa y el territorio- que parece remitirse a ciertas vanguardias como el expresionismo abstracto o el arte pop. El resultado es un trabajo de fijación donde el cmyk parece domesticar la imagen abstracta que la precede. Un acabado preciso y con recorrido. Por último, Enrique Sánchez, presenta un proyecto muy relacionado con la situación política actual en el cuál, haciendo uso de distintas estrategias, podemos observar una crítica bastante irónica, que trata de empatizar con el espectador, con un lenguaje claro y directo.