­Conocido artísticamente como Kase.O, Javier Ibarra (Zaragoza, 1980) vuelve a subirse a los escenarios tras la separación de Violadores del Verso y un profundo proceso de transformación personal.

Su primer trabajo en solitario lejos de Violadores del Verso ya es disco de oro€

La gente se ha volcado con El Círculo y es lo que quiere todo artista, tener aceptación y repercusión. Tenía la sensación de que me la jugaba doble o nada y parece ser que he acertado porque el disco sólo lleva seis semanas en la calle.

¿Ha merecido la pena todo lo que ha sufrido los últimos años para lograr la cuadratura del círculo?

Sí, claro. Ha sido muy duro, pero la gente entiende ahora todo el trabajo y la sesera que le he metido, todas mis entrañas€ Ahora que tengo mis conciertos y que la gente está apoyando el disco claro que merece la pena. Bendita depresión que me hizo ponerme a escribir y que me ha dado casi un disco entero de vivencias. Todo lo malo sirve para hacerte fuerte si lo sabes encajar.

Se llegó a marchar dos años a Colombia a buscar la esencia del hip-hop€

Necesitaba sentir y tener más contacto real con el hip-hop callejero. Aquí en España todos rapeamos muy bien y somos muy listos, pero no salimos de nuestra habitación. La gente está con su ordenador rapeando, pero digo yo que habrá que militar y sentir el hip-hop de alguna manera, ¿no? Allí es como muy virgen, muy natural, y me fui para sentir eso, para contagiarme, y también buscando cierta perspectiva con mi carrera.

En tu maxi previo al disco cantas «paz para Henry y para su escuelita, en una visita aprendes más de hip-hop que con el puto Bambaataa». ¿La experiencia personal llegó a trascender a la personal?

Sin duda. Allí hay procesos que te erizan la piel. Hay gente trabajando con niños desde muy jóvenes enseñándoles a bailar break dance, gente que va a buscar a los niños a sus casas para que vayan a la escuela de hip-hop€ Mientras están haciendo deporte, están rimando o aprendiendo a hacer scratch se alejan de los problemas que hay en las calels de Medellín les aleja de las armas, del mundo de las drogas€ No puedes salvar a todos los niños, pero Henry y su equipo de la Escuela de los Cuatro Elementos tienen allí casi 500 chavales que todas las tardes van a sudar sus dramas y sus vivencias. Y cuando ves esto se te caen los huevos al suelo y te dan ganas de seguir haciendo rap.

Ha llegado a llorar escribiendo sus canciones€ Imagino que todo será todo fruto de lo mismo, de ese círculo que da nombre a su disco.

Es la primera vez que me ha pasado y llevo escribiendo letras más de 20 años. En la propia canción de Basureta me emociono porque son versos que me traen muy malos recuerdos y, con otras canciones, como con Guapo Tarde, me emocionaba durante el proceso y los ensayos como nunca me había pasado. Eso eran pistas de que estaba en el camino correcto y de que mi música estaba siendo real. No digo que lleve 20 años haciendo música que no sea real, pero ésta salió de lo más profundo de mi ser. Y ese es el camino del arte, menos artificialidad y más pureza.

Se ha producido hasta ocho canciones del disco. ¿Es ese el único camino para sentirse libre?

No sé si es el único, pero en mi caso era una opción que no podía rechazar porque son 20 años rimando y haciendo canciones y no dejaba de estar imitando patrones norteamericanos. Quería rapear como la gente del Bronx y seguir su estética. Ahí estás cómodo porque estás usando cánones que ya están establecidos, pero en mitad del proceso me vi con esa ansiedad y esas ganas de hacer realidad la música que tenía en la cabeza. Quería huir de lo que venía haciendo, con el riesgo que suponía de cara a mis fans, que esperan lo de siempre. He hecho lo que he querido, y no lo que la gente me ha dicho. Ha sido un proceso muy duro quitarme la coraza para huir de esa presión tan asquerosa. Y ahí estoy, desnudo en la portada del disco€

¿Qué supuso que una leyenda neoyorkina como PMD colaborara con usted en Hardcore Funk?

Pues un sueño cumplido. Todo fue cuestión de soñar y de hacerlo a lo grande. Yo tenía la percepción de que PMD era un buen pavo además de un rapper como la copa de un pino. Sabía que era persona además de una súper estrella e imaginaba que íbamos a hacer buenas migas. Salió el ritmo y me fui a Nueva York a conocerlo porque me mandó la colaboración pero me parecía muy frío. Y aunque mi inglés es muy básico, hicimos cierta amistad y de vez en cuando nos escribimos.