Después de narrar las peripecias de un icono nacional en el cómic que le dio a conocer en el panorama nacional (Las aventuras de Joselito) y de abordar con éxito la titánica tarea de abordar un ensayo del hispanista Paul Preston sobre la Guerra Civil (La Guerra Civil Española), el dibujante malagueño José Pablo García presenta estos días los frutos de una nueva aventura, Vidas ocupadas, una novela gráfica sobre los efectos cotidianos y humanos de la ocupación de Palestina que surgió como encargo de Acción Contra el Hambre. Parte de los fondos obtenidos por la venta de este cómic (www.vidasocupadas.org) se destinarán a proyectos de la citada ONG.

«Desde Acción Contra el Hambre me pidieron que mostrase cómo afecta esta situación tan compleja en el día a día de los palestinos y qué impacto tiene la labor humanitaria que esta organización realiza allí, centrándome especialmente en la creación de infraestructuras para paliar la falta de agua corriente en Gaza, la seguridad alimentaria y la integración de la mujer. Tenía que contar lo que viese sin caer en el panfleto ni en subrayados innecesarios, que fuese más sutil y que los hechos hablasen por sí solos», nos comenta el creador, que viajó diez días por la zona para documentarse. Aunque todo terminó siendo un proceso más humano que de otra índole: «Sólo se puede sentir impotencia ante la humillación que viven diariamente los beduinos en la zona C de Cisjordania, a quienes no se les permite construir en terrenos de su propiedad ni llevar una vida digna.También es desolador presenciar la magnitud de la destrucción que la reciente guerra ha dejado en la Franja de Gaza, atravesar barrios totalmente arrasados y ver edificios enormes desconchados por la metralla», recuerda.

Parece que José Pablo García se está convirtiendo en un experto divulgador de episodios históricos y de realidades más o menos desconocidas. ¿Siente una cierta carga de responsabilidad? «Sí, porque para muchos lectores supone una primera toma de contacto con el tema, y la forma en que yo se lo cuente va a condicionar la visión que tengan en adelante. Además, al tratarse de temas muy sensibles, en el caso de la Guerra Civil o Palestina, estoy expuesto a toda clase de críticas por parte de personas que jamás van a leerse el libro. Con todo, es una suerte que confíen en mí para este tipo de proyectos, que a la larga son muy agradecidos (en el momento de hacerlos, lo paso fatal)», reflexiona el dibujante.

Quienes conocemos a José Pablo García y quienes le sigan por las redes sociales, sabrán que sus primeros trabajos destilaban un humor singular y una inventiva de cierta extravagancia, lógicamente perdidas en sus últimas obras. Pero la evolución ha sido más coherente de lo que podría parecer, al menos tal y como lo explica García: «Cuando empecé a tomarme en serio los tebeos, mi primera inclinación fue tirar por el humor absurdo y por cierta transgresión naíf? me daba cierto pudor ponerme serio, ser pretencioso y hablar de los grandes temas. Este tipo de encargos han surgido a raíz de la proyección que tuvo Las aventuras de Joselito, un cómic que empecé como una broma; pero se me fue de las manos y acabé tocando temas muy serios, necesarios por el contexto histórico, como la construcción de pantanos en la posguerra por los presos del franquismo, la Revolución Cubana o la Guerra de la Independencia de Angola. Así que mi dedicación al cómic divulgativo ha sido, de algún modo, accidental».

Eso sí, José Pablo asegura que tiene ganas de «sacar algo propio adelante, sin estar limitado por la historia, la realidad y los plazos de entrega; sobre todo, tener tiempo para poder experimentar más, algo que en los trabajos de encargo, a contrarreloj, difícilmente puede hacerse».