Luz Arcas estrena este domingo en el 34 Festival de Teatro de Málaga su reconstrucción danzada del folclore universal, un ambicioso y coral montaje con seis bailarinas de diferentes generaciones y estilos y tres músicos en escena. La coreógrafa malagueña y Abraham Gragera han enfocado una mirada de antropólogo para describir en Miserere la relación entre la violencia, la fe, el folclore y la danza popular, concebida ésta como herramienta de cohesión comunitaria y elemento de orden. La compañía de ambos, La Phármaco, da el salto al Teatro Cervantes después de haber presentado sus anteriores creaciones en el Echegaray, y lo hace con una nueva pieza con la que tratan de devolver el carácter mágico, primitivo, arcaico y ancestral a la danza contemporánea. Miserere. Cuando la noche llegue se cubrirán con ella ha sido armada en los madrileños Teatros del Canal en los que tienen residencia y se pondrá en escena en Málaga este domingo 5 en una única función (19.00 horas, 18 euros precio único).

Miserere. Cuando la noche llegue se cubrirán con ella es una propuesta coral que aborda lo arcaico desde una visión contemporánea, que apela a esa espontaneidad del baile que es tan propio de las tradiciones populares pero que está tan lejos de las nuevas tendencias coreográficas. Los movimientos y los sonidos de la obra recogen y reconstruyen elementos del folclore universal de todos los tiempos, sin filiaciones territoriales, religiosas o políticas concretas. En la tarima coinciden varias escuelas y expresiones: además de Arcas, bailan Ana Catalina Román, musa y discípula del influyente William Forsythe; Raquel Sánchez, figura clave en la danza experimental española; Begoña Quiñones, bailarina clásica habitual en las producciones de La Phármaco, y las jóvenes y talentosas Elena González y Nadia Vigueras. De la composición musical y teclados se encarga Carlos González, a quien acompañan en vivo la soprano Laura Fernández, que entona versos de Gragera, y Cristian Buades en el trombón y percusiones. Y el conjunto se completa con audiovisuales de los malagueños Jorge Colomer y Virginia Rota.

Todo Miserere, danza y partitura, es la destilación de lo popular desde el prisma de la contemporaneidad. Así, en la banda sonora coinciden un verdial malagueño reinterpretado de forma novedosa y reminiscencias de otras tradiciones sonoras como tarantelas, música sefardí, tango o canciones indias con citas de música culta como La muerte y la doncella, de Schubert, o el Miserere de Allegri. Sonidos que junto las coreografías ahondan en la idea central con la que Arcas y Gragera armaron la dramaturgia de la obra, influidos por la obra de Elias Canetti (Masa y poder) y René Girard (La violencia y lo sagrado): la figura del ´pharmakos´ griego, el rito de purificación en el que un chivo expiatorio purga los males de una comunidad, una figura esta del sacrificio ritual recurrente en toda religión, mitología o superstición.

Un espectáculo de gran formato

La Phármaco abrió en octubre de 2016 el pasado Ciclo de Danza de los teatros municipales de Málaga con Kaspar Hauser. El huérfano de Europa, un solo en el que Luz Arcas, acompañada por el toque de Carlos González, recreaba "el sentimiento de soledad universal" que nos cuenta la historia de extraño joven que apareció en 1828 en las calles de Núremberg tras haber vivido aislado del mundo durante 17 años. La coreógrafa y bailarina presentó esta obra en el Teatro Echegaray, donde ya se habían visto sus espectáculos Sed erosiona, Éxodo: primer día y La voz de nunca. Con el estreno de Miserere en un gran escenario como el del Teatro Cervantes la compañía, Premio Ojo Crítico de Danza en 2015, da un giro a su trayectoria apostando por espectáculos de mayor formato.