Pepe Viyuela confiesa que las tablas son su sitio y que el teatro es su oficio a pesar de haber visto como muchos de sus conocidos se quedaban en el camino. Para él, que la vida te sorprenda , muchas veces, es más importante que lo propios sueños. «El vértigo de vivir», dice. Ahora, comparte su pasión con su colaboración en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos donde, dice, espera ser útil.

¿Con qué se van a encontrar los que vayan a ver la obra?

Les va a sorprender el texto y la propia función. Tenemos mucha ilusión por todo lo que estamos haciendo desde que estrenamos, que es la posibilidad de traer una autora como Marina Carr a España. La obra nos gustó porque mezcla realismo con poesía. Mármol habla de algo que nos afecta a todos que es el anhelo de una vida distinta y se plantea ese conflicto; el conflicto entre la vida que llevamos y la que nos gustaría llevar. Es un realismo mágico.

¿Cree en los sueños?

Sí, todos tenemos corrientes internas de las cuáles muchas veces no somos conscientes y creo que, a veces, son más importantes que lo que puede ser nuestra vida más visible. Yo creo que somos mucho eso, el interior que no se ve y que trasciende de alguna manera en nuestros sueños ocultos.

¿Se han cumplido muchos de sus deseos?

Claro que sí y además cuando se cumplen quizá no se correspondan con lo que esperabas. Muchas veces ocurre que estás buscando algo toda la vida y cuando ocurre dices: «No era para tanto» y otras veces ocurre todo lo contrario, que pasa algo que no esperas y la vida te sorprende. Yo creo que una de las cosas que nunca había soñado era ser padre y cuando aparecieron mis hijos me di cuenta de que es algo que supera lo que podías esperar. Luego hay cosas que a lo mejor he anhelado profesionalmente y no eran tan especiales. De pronto se pincha una burbuja y está bien pinchar burbujas; no desilusionarse.

¿Qué ha aprendido de su personaje?

Se aprende de todos los personajes pero de Art he aprendido que la duda es fundamental, que las cosas no se tienen tan claras, incluso cuando uno cree que las tiene. No somos de una pieza, de pronto esa pieza se puede romper en mil pedazos. Art es aparentemente seguro y yo también me siento seguro en algunas cosas pero él me ha enseñado de que no puedes estar tan convencido porque las cosas pueden cambiar. La vida te sorprende muchas veces. Hay cosas que hace un mes o unas semanas no esperaba y de repente te das cuenta de que estás aquí. El vértigo de vivir.

¿Qué sintió al ganar el premio Max de Teatro en 2016?

Muchísima ilusión porque, además, fue por un personaje que me gustaba mucho; Berenguer de la obra Rinoceronte de Ionesco. No me lo esperaba para nada. Además, fue una sorpresa porque había pasado mucho tiempo desde que habíamos terminado la función y no es que me hubiera olvidado del personaje pero sí es cierto que ya había pasado página. De pronto, Berenguer volvió a aparecer en mi vida para hacerlo de una forma muy feliz. Esa fue una de las cosas que jamás pensé que me fueran a ocurrir. Con el premio, adquirí un mayor compromiso con la profesión y es que un galardón es una alegría pero también una responsabilidad.

Conocido mediáticamente por su papel como Filemón o como Chema en la serie Aída. ¿Es muy difícil deshacerse de un personaje?

Yo nunca he intentado librarme de mis personajes; no intento deshacerme de la estela que han dejado. Me parece que es un tesoro que la gente te recuerde por tu trabajo. Aunque pasen muchos años que la gente se siga acordando de Filemón o de Chema es una alegría porque es mi currículum. Es lo que yo he hecho y que quede en la memoria de la gente es lo más bonito. Ojalá sigan viniendo otros personajes que la gente recuerde.

¿Prefiere trabajar sobre las tablas o estar delante de las cámaras?

El teatro es mi sitio. Yo ahí me encuentro mucho más cómodo y como actor lo disfruto más porque tengo más tiempo para crear los personajes ya que los ensayos son mucho más largos, el trabajo es mucho más artesanal y luego tienes la posibilidad de volver a visitar constantemente el personaje y la función. Puedes degustar todo mucho más y perfeccionarlo. En televisión es todo más efímero y no lo puedes volver a tocar. Además, hay otro componente fundamental y es que en el teatro el público siempre está ahí y en la televisión no tienes una respuesta inmediata.

¿Qué significa un aplauso para un actor?

Es lo que buscas. Es la recompensa a tu trabajo, en el teatro los actores lo valoramos mucho, tanto en el sentido positivo como en el negativo. A veces terminamos la función y decimos: «¡Qué flojo el aplauso de hoy!» o «¡Han gritado muchos bravos!». Es un termómetro que te permite saber cómo has estado ese día.

Aún están recientes los Goya. ¿Cree que el cine español goza de buena salud?

Sí, creo que el cine español ha crecido mucho en el sentido creativo, en el sentido industrial, no. Aunque la recaudación haya sido muy buena, pienso que tiene que ser mejor. El cine español tiene un potencial más poderoso de lo que se llega a hacer industrialmente. Hay un momento muy bueno en España tanto a nivel de los creadores, directores e intérpretes.

Estaba en la lista que Íñigo Errejón presentó en Vistalegre. ¿Desde cuándo tiene esa faceta política?

Yo nunca he escondido mi ideología pero de repente ha saltado la noticia por la propuesta de ir en la lista de Errejón. Decidí no esconderme y dar un sí por respuesta también pensando que, al ir en el último lugar, mi presencia iba a ser testimonial pero yo soy el primer sorprendido al ver que salía elegido en la asamblea de Vistalegre y ya no me ha parecido bien dar un paso atrás. Eso no quiere decir que haya tomado un camino de presencia permanente en la política porque eso no es así. Mi sitio está sobre los escenarios. Voy a probar, si veo que no puedo ser útil me iré o que me echen, algo que ya les he pedido si no funciono.

Su incorporación llega en un momento difícil para el partido. ¿Qué opina al respecto?

Una de las cosas que me gustaría aportar es el sentido común necesario y la unidad que falta. Yo creo que hay que sumar esfuerzos, talentos y criterios. Pienso que el partido es lo suficientemente grande, amplio y plural como para ser generoso y acoger distintas opiniones.

¿Cree que la discusión mediática entre Errejón e Iglesias ha podido afectar negativamente?

Sí, y yo fui el primero que dije que sí a la propuesta porque estaba desencantado de alguna manera. Hay que hacer un llamamiento explícito a esa unidad y si algo ha fallado han sido las formas pero de todo se aprende.