Este jueves se cumplen cincuenta años de la muerte de uno de los escritores fundamentales para comprender la Generación del 98, José Martínez Ruiz 'Azorín', fallecido en Madrid a los 94 años, una efemérides que coincide con el fallo en Alicante del premio de literatura que lleva su nombre.

Fue Azorín, nacido en Monóvar (Alicante) en 1873 y fallecido en Madrid, donde se instaló nada más terminar sus estudios, el que dio nombre a la generación del 98 y uno de los que más luchó por el renacimiento de la literatura española.

Novelista, periodista, ensayista, crítico literario, traductor, viajero, asiduo de la fiesta de los toros y pionero de la afición a la crítica del cine, tomó su seudónimo de un personaje de uno de sus relatos y lo convirtió en su nombre a partir de 1904.

Autor de más de 100 obras, entre ellas, 'La voluntad', 'Confesiones de un adolescente', 'Castilla', ' Los pueblos de Castilla' o 'La ruta de Don Quijote', hizo en su juventud gala de un nihilismo existencial, cercano al anarquismo radical, para después, en su madurez, 'sentirse' republicano y al final, en su ancianidad, definirse como monárquico y conservador.

Fue cinco veces diputado -entre 1907 y 1919-, y dos veces subsecretario de Instrucción Pública. Durante la I Guerra Mundial estuvo como corresponsal de guerra y obtuvo la Legión de Honor de Francia.

Tras haber proclamado primero su afinidad hacia la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), al llegar la II República se definió republicano y al estallar la Guerra Civil (1936-1939) vivió exiliado en París.

Al terminar en 1939 la guerra regresó a España y desde entonces constituyó un punto de referencia para los intelectuales conservadores, gracias a la ayuda de Ramón Serrano Suñer, entonces ministro del Interior.

Fue presidente del Patronato de la Biblioteca Nacional y en 1963 fue objeto de un homenaje nacional. Azorín dedicó la última etapa de su vida a ver cine y a colaborar como crítico en diarios y revistas.