Rafael Álvarez 'El Brujo' leyó hace treinta años la obra de Paramahansa Yogananda, pero fue más recientemente cuando decidió llevarla a los escenarios, convencido de su vigencia y para mostrar que "el cambio tiene que empezar por uno mismo" y que por eso "el yogui no espera que cambie el Gobierno".

"Si tú no cambias, ¿por qué van a cambiar Rajoy o Pablo Iglesias?, ése es el camino del yoga", ha aseverado hoy el actor, que ofrecerá el estreno absoluto de "Autobiografía de un yogui", basado en la obra de Yogananda, del 10 al 12 de marzo en el Teatro Alameda de Málaga.

Considera que en occidente "está claro que hacen falta técnicas, conocimientos y formas de vivir que compensen el desequilibrio que la vida moderna ha adquirido, porque, si no, la civilización se hunde".

"No sabes lo que comes, no te puedes mover porque llegas tarde a todos lados y los coreanos están con los cohetes", y a todo ello se suma Donald Trump, que es "lo nunca visto, porque nunca se ha visto una cosa tan grosera, alguien tan maleducado e impresentable, que habla de una forma disparatada".

Pero el hecho es, añade el actor, que a Trump "le han votado sesenta millones de personas que lo consideran un ídolo y el símbolo de un hombre que ha logrado el éxito y que dice que no ha tenido un fracaso en nada, algo inhumano, porque alguien que no ha fracasado nunca es para temerle".

Desde que leyó por primera vez hace treinta años el texto de Yogananda, traducido ya a casi cincuenta idiomas, le "impactó" por su "belleza poética singular" y por estar hecho "con una verdad increíble, con espontaneidad y con una sencillez cautivadora".

Yogananda llegó en 1920 a EEUU, adonde llevó el kriya yoga, "una técnica de meditación basada en la respiración para conseguir el estado de quietud y calma interior que genera el yoga espiritual, el raja yoga", ha explicado "El Brujo".

Mientras que en Europa y América el más conocido es el hatha yoga, relacionado con los ejercicios físicos, en la India éste sólo se considera "una preparación preliminar para conseguir el estado de calma en la meditación", y para Yogananda el objetivo último era "la comunión o el contacto con la divinidad".

"En occidente, la palabra dios tiene un significado muy especial tanto para los creyentes como para los no creyentes. Para los creyentes genera sentimiento, respeto, reverencia y devoción, y a los no creyentes les produce alergia y les recuerda a los curas, la represión y un orden moral retrógrado", según el actor.

Por el contrario, en oriente "dios es un hecho, una realidad que el yogui puede experimentar o percibir por sí mismo" y el objetivo para el yogui es "la percepción directa de la realidad que es dios o el principio del universo".

En su caso, no ha experimentado esa percepción "como un yogui avanzado, pero sí en momentos puntuales", y asegura que cuando se alcanza "se siente felicidad".

"No es un placer momentáneo que decae cuando el objeto del placer ha sido satisfecho, sino un gozo que nunca decae, siempre permanente y nuevo, que puede curarte de una enfermedad en un momento", ha asegurado "El Brujo".