El periodista Paco Cerdà retrata en 'Los últimos. Voces de la Laponia española' (Pepitas de Calabaza) un "conflicto político invisible" que afrontan los habitantes de la zona conocida como Serranía celtibérica y que agrupa a numerosos municipios prácticamente despoblados en España.

Ese término de la 'Laponia española' que resalta el título no es casualidad, puesto que se trata de una zona con similar (e incluso menor) densidad de población por metro cuadrado que la gélida región del norte de Europa. De los 1.355 municipios españoles englobados en esa área, la mitad de ellos cuenta con menos de 100 habitantes empadronados.

Cerdà explica en una entrevista con Europa Press que su primer objetivo era el de hacer un reportaje para su periódico -el diario 'Levante-EMV', del grupo Editorial Prensa Ibérica- sobre un pueblo de esta zona, pero la realidad con la que se encontró le llevó a extender su idea hasta un libro. "Quería ver qué vidas había detrás de la terrible estadística", ha aseverado.

"Salí de casa pensando que iba a escribir solo de despoblación, pero me encontré con otros muchos temas como la identidad, el capitalismo y, uno de los términos claves para mí, la resistencia", ha apuntado Cerdà sobre su trabajo -ya por la tercera edición-, del que insiste que no pretende "generar un falso debate entre la España urbana y rural".

"Mi libro no es sobre la España rural, es sobre la despoblación y los estragos que esto conlleva en la gente que vive allí: pueblos muy distanciados, gente mayor sin apenas servicios...", ha lamentado. Esta 'Laponia española' comprende zonas de diez provincias: Teruel y Zaragoza en Aragón, Cuenca y Guadalajara en Castilla-La Mancha, Burgos, Segovia y Soria en Castilla y León, Castellón y Valencia en la Comunidad Valenciana y también parte de La Rioja.

El libro recoge numerosos ejemplos como el de los cuatro quijotes que viven sin electricidad y aislados por la nieve en la aldea riojana de El Collado, las vidas de Matías o Faustino, únicos habitantes de sus pedanías en Guadalajara o las reflexiones acerca del silencio que comparte el prior de la abadía burgalesa de Santo Domingo de Silos.

Sin "bucolismo rural"

En todos los relatos de estos casos hay un punto en común: la ausencia de romanticismo para hablar de un proceso que "la gran mayoría de demógrafos apuntan a irreversible". "'Los últimos' presta admiración a formas de vida sin querer estereotiparlas ni caer en el bucolismo rural: habla de tristeza por lo perdido y admiración por lo conservado", ha apuntado.

Precisamente, el periodista valenciano ha reiterado su interés en mostrar "una imagen de cariño" hacia las personas de estas poblaciones y "empatía hacia su día a día", sin entrar a aportar soluciones -bien políticas, administrativas...- más allá de las propuestas por los protagonistas del libro.

"Me he encontrado con maravillas de ideas que muchas veces por las aceras de una ciudad no se dan, puesto que van todos obsesionados con el móvil. Y otra cosa que tiene que quedar clara es que no hay pobreza cultural en la zona: más bien en las ciudades somos analfabetos respecto a la naturaleza y el aprecio a las cosas más esenciales de la vida", ha defendido.

Olvidados y resistentes

Cerdà ha reconocido que este libro también podría haberse titulado 'Los olvidados' o 'Los resistentes', a raíz de los casos que se ha ido encontrando en cada pueblo. "Titulé 'Los últimos' porque quería poner a esas personas en primer lugar, pero también porque están en un proceso donde no hay relevo generacional y serán los últimos si no se remedia", ha añadido.

Por último, el autor prefiere concluir con una mirada más optimista respecto al futuro de estos pueblos, visto el "desengaño" que han sufrido los que pensaban que "la ciudad lo soluciona todo". "Tengo la perceción de que, aunque haya poca gente de que viva en este territorio, hay muchos españoles con un cordón umbilical ligado a este territorio. Aunque muchos vivamos en ciudades, sabemos de dónde venimos", ha concluido.