El guitarrista Daniel Casares se unió a la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas y a la Orquesta Sinfónica de Triana para estrenar ayer en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el espectáculo Palo Santo, que contó también con la colaboración especial de Rocío Márquez al cante y de La Lupi al baile.

La original propuesta, que cuenta con la colaboración de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía, plantea una nueva forma de sentir la pasión desde el flamenco atendiendo a la faceta más humana y antropológica de la historia de uno de los personajes más influyentes de la cultura occidental. En este sentido, el artista malagueño explicó durante la presentación del espectáculo que lo que ha tratado es de «interpretar desde la guitarra los pasajes de la vida de Jesús pero no como un relato de los hechos sino como una aproximación a los sentimientos universales que podemos compartir todos los seres humanos». Para ello, se ha usado la madera como concepto que sirve de perfecto paralelismo entre la cruz y la guitarra, elemento a través del que Casares indaga en aspectos como el amor, la alegría, el dolor, la injusticia, etcétera.

Asimismo, el malagueño, uno de los niños prodigios de la guitarra flamenca ganador con sólo 16 años del prestigioso Bordón Minero del Festival de Las Minas de la Unión, confesó el «orgullo» que le supone rodearse de los más de 200 músicos que componen la Orquesta Sinfónica de Triana y la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas, de la que se mostró «absoluto admirador» y destacó «su flamencura»: «Julio Vera para mí es el Paco de Lucía de la corneta», resaltó.

En definitiva, un espectáculo que pretende ser conmovedor y emotivo cuenta además con las letras de Miguel Ángel Márquez, uno de los integrantes del dúo onubense Antílopez. Y en el que la pulcritud y la solemnidad de la Sinfónica de Triana, dirigida por Manuel Alejandro González Quini (encargado también de la dirección musical), y las desgarradoras marchas procesionales de las Tres Caídas servirán de altavoz a la sensible y trascendental sonanta de Casares.