El mundo del teatro centra el nuevo ciclo Autorretrato de La Térmica, una serie de encuentros con los profesionales de las tablas que coordina Ayanta Barilli y que inauguró la intérprete de la Medea del Teatro de la Ciudad, trabajo por el que recibió el Premio Max a la mejor actriz protagonista. Aunque reconoce que al principio de su carrera le producía mucho "vértigo y respeto", Aitana Sánchez-Gijón considera el teatro como un oficio sagrado. Y anima a "perseguir sus sueños" a todos los que quieran encaminar su vida hacia la interpretación

Muchos padres siguen teniendo miedo a que sus hijos quieran dedicarse al teatro.

Yo les preguntaría a todos esos padres si creen que es más seguro que estudien medicina, derecho o ingeniería. Realmente, ninguna profesión te garantizan nada. Antes sí que los oficios artísticos eran sinónimo de inseguridad. Pero creo que cada uno tiene que perseguir su sueño y su vocación. Nada te garantiza que tomando un camino aparentemente más seguro te conduzca a buen puerto. Me parece una lástima que tengas que partir de entrada frustrando tus sueños.

¿Se sufre mucho en el camino hacia ser actriz?

Pues como en todas las profesiones. Este es un oficio vocacional y actuar es una necesidad. Es tu manera de realizarte. Todas las actividades creativas tienen ese punto de necesidad interior. Y cuando tu camino depende de las decisiones de otros y de las oportunidades que los otros te vayan brindando, si no consigues las oportunidades necesarias para mostrarte, siempre estás lidiando un poco con la frustración.

También con el éxito, que debe ser un golpe emocional.

Lo es. Supongo que sobre todo si te llega de sopetón. Si llevas una carrera de fondo, como es mi caso, que empecé a trabajar de niña, pues aprendes a convivir con el éxito y a relativizarlo.

Aseguraba recientemente que el teatro es un lugar sagrado. ¿Pensaba que lo era también en sus comienzos?

Al principio era todo tan nuevo y desconocido para mí que me imponía mucho respeto. Me producía mucho vértigo y me asustaba el exponerme frente al público, cosa que todavía hoy no tengo del todo resulto, no te creas.Pero la sensación de ritual y de oficio sagrado la he ido adquiriendo más con la experiencia y con el paso del tiempo. Digamos que al principio no era tan consciente.

Hace unos días, el actor italiano Giovanni Mongiano representaba su obra al completo pese a tener el patio de butacas vacío, asegurando que el teatro está por encima del público.

A veces tengo esa sensación cuando estoy ensayando; en esos momentos en los que estoy sola en el escenario y no hay público. Hay momentos en los que interpreto de verdad y lo hago para mí misma. Pero las veces que he actuado para un patio de butacas con pocos espectadores ha sido muy deprimente. Te tienes que dar mucho ánimo para darle todo a los pocos que han venido. Pero no es nada agradable, la verdad.

¿Se preocupa lo suficiente el teatro por el público o cree que no se hace lo necesario para formar espectadores?

No lo sé. Siempre han habido campañas escolares. Yo comencé de pequeñita a descubrir el teatro gracias a esas campañas. Hay tanta oferta y tanta variedad de teatro para tantos tipos distintos de público que creo que hay teatro para todos los gustos y apetencias. Creo que el teatro vive un momento creativo y de conexión con el público realmente bueno. Ante tanto bombardeo de lo audiovisual, el valor de lo que ocurre delante de tus ojos cobra cada vez más valor. Pasa igual con la música. Ya no se venden discos, pero el público sigue queriendo ir a ver a los grupos en directo.

Ya que habla de lo audiovisual, ¿no hay miedo en la profesión a esta irrupción de las plataformas de televisión?

En realidad, eso va en favor de la televisión. Es una manera distinta de consumir ficción. Vemos que hay actores de primer nivel que están encantados de poder desarrollar personajes a lo largo de las distintas temporadas de un serie. Es una manera distinta de abordar la ficción que me parece que ofrece muchas posibilidades.

Pero que podría dañar la asistencia al cine...

Eso sí. De hecho está ocurriendo. No soy una experta en el tema, pero he leído a muchos decir que las salas quedarán para las grandes producciones espectaculares con grandes efectos de sonido y que el cine más, digamos, normal quedará para verlo en casa y a la carta. El ritual de ir a las salas me sigue pareciendo especial, como el ritual de ir al teatro. Hay algo de comunidad y de ritual.

Acaba de dimitir Esperanza Aguirre...

¿Cómo? ¿Ha dimitido? Vaya.

Así es el teatro de la vida que nos ha tocado presenciar...

La realidad supera siempre la ficción. Personalmente no deja de sorprenderme que siga gobernando un partido en el que la corrupción crece como las setas y donde todos son ranas. Lo que más me sorprende es que después de este río de corrupción sigamos escogiendo a los mismos para que nos gobierne.

¿Le da miedo que Inglaterra se divorcie de Europa, el respaldo electoral logrado por Marine Le Pen y la llegada de Trump a la Casa Blanca?

Da muchísimo miedo. Me aterra. Vivimos tiempos convulsos.

Algo estaremos haciendo mal.

Sí, claro. Algo más estamos haciendo mal cuando afloran estos sentimientos xenófobos, independentistas y tan poco solidarios.