Alejandro Regueira conoció los pros y los contras de la música desde bien pequeño. Lo hizo como una actividad extraescolar más, sin embargo, el destino y el esfuerzo de años han convertido esa curiosidad inicial en una profesión que le ha llevado a vivir fuera de su zona de confort.

«Fue mi madre la que me dijo que no hiciera tanto deporte y optara por algo más intelectual», recuerda el joven malagueño. La escuela Organigrama le dio sus primeras lecciones de piano a los cinco años, no exentas de problemas: «El 50% de los días iba casi llorando porque no quería ir». De nuevo, dice el joven músico, fue la figura materna la que se impuso y le empujó a labrarse su futuro profesional entre notas musicales.

Actualmente, a los 26 años, Regueira ostenta un puesto fijo en la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión de Berlín (viola solista) y este miércoles actuará en la Sala Falla del Conservatorio Superior de Música de Málaga a las 20.00 horas. Este centro de enseñanza no es un desconocido para el músico, que recuerda entre risas cómo saltó de instrumento musical a los siete años: «Me dijeron que si quería ir al Conservatorio Manuel Carra y cuando llegué me preguntaron si quería tocar el piano o el violín».

Aún no sabe la razón por la cual escogió la segunda opción, que le obligó a aprender de nuevo, casi desde cero, y que le acercó, sin saberlo, a su meta profesional. A los 13 años las circunstancias familiares le llevaron a Madrid. Las clases del Conservatorio Profesional Adolfo Salazar completan los recuerdos de su adolescencia en el que sus profesores de grado profesional, Anna Baget y Dionisio Rodríguez ocupan un lugar especial.

A los 16 años la carrera de Alejandro Regueira vuelve a dar un giro, aunque esta vez no tan drástico: el joven se pasa a la viola. «Siempre que iba a tocar a la orquesta del Conservatorio me llamaba mucho la atención este instrumento», apunta. Poco tiempo después se trasladaría a Berlín, influido por sus compañeros de clase. Lo que comenzó como una aventura acabó convirtiéndose en su devenir actual: «Fui un poco a ciegas, sin saber muy bien quiénes eran los profesores ni cuáles las condiciones que se exigían». Clases, estudio y audiciones ocuparon siete años de su vida. Durante ese tiempo el joven se especializó en la prestigiosa escuela Hochschule für Musik Hanns Eisler de Berlín bajo la tutela de Pauline Sachse y Tabea Zimmermann.

A lo largo de su formación el malagueño ha recibido ayuda de fundaciones como BBVA, la Caixa o becas como la de la Comunidad de Madrid: «Las becas son muy importantes y yo he tenido la suerte de que me pudieran ayudar a terminar mis estudios hasta que me integré en el mercado laboral».

Horas de estudio y de formación acabaron con un contrato de prueba que, al año, se convirtió en un puesto fijo. Alejandro Regueira ya puede vivir de la música. Una pasión que le ha abierto puertas y que comenzó con pataletas. Los mejores y peores momentos de su carrera profesional se entremezclan en su memoria.

Hoy, emocionado por volver a la tierra en la que comenzó a dar sus primeros pasos en la música, Regueira se subirá a las tablas del Conservatorio Superior de Málaga para demostrar que todo esfuerzo tiene su recompensa.