Este año se incluye por primera vez la tauromaquia en la Noche en Blanco de Málaga. ¿Qué le parece esta iniciativa?

Sobre todo me parece valiente por parte de la Escuela Taurina. Estamos acostumbrados a que últimamente los toros queden fuera de cualquier iniciativa cultural por miedo a esa negativa que mantienen algunos sectores. Me parece una experiencia muy positiva, porque abre La Malagueta a todos los malagueños que ese día se echarán a la calle para disfrutar de la cultura.

¿Cómo llega el ofrecimiento para dar esta clase magistral?

Voy a torear esta clase magistral por la ilusión, el empuje y la petición personal de José Antonio Trujillo, que es banderillero mío y también de El Cordobés, y que además es profesor de la escuela. Para mí es uno de los profesionales mejores y de mayor dedicación que hay en Málaga, y desde los comienzo pensaba que debía darla como torero de la ciudad y por mi trayectoria. Si no fuera por su tremenda ilusión a lo mejor no hubiera estado aquí.

En los últimos años, esta clase magistral la han ofrecido diestros como Juan José Padilla, El Juli, Enrique Ponce o Diego Urdiales. ¿En su caso lo ve como un reconocimiento de maestría?

Dentro del toreo, la definición de maestro puede llevar diferentes categorías. Algunas veces es por el camino recorrido y otras por los logros alcanzados o el tiempo que llevas. Yo verdaderamente, ahora mismo, con esta plaza y los propietarios de la misma que es la Diputación de Málaga, así como con los empresarios que la han llevado, he tenido una absoluta desconexión y, en determinados momentos, falta de memoria e incluso de respeto. Es algo que no voy a ocultar, ya que ha habido acontecimientos que a lo largo de la trayectoria taurina de un torero, ciudades taurinas como Málaga no se deberían olvidar. Conmigo no se ha tenido respeto, con desaires continuos . La Diputación y sus asesores han apostado y exigido que estén otros toreros y no se han preocupado nunca por mí. Si dijera otra cosa estaría mintiendo, y yo ya no tengo tiempo para mentiras sino para disfrutar y decir la verdad.

¿Esa espinita clavada es sólo con las instituciones o también con la afición de Málaga?

Con la afición tengo una absoluta conexión diaria, porque yo vivo en esta ciudad, la paseo a diario. El torero que más navega por esta ciudad soy yo, me he traído a mi familia, aunque podríamos estar en otro lugar, y sólo tengo cariño por parte del ciudadano de a pie. Al contrario, constantemente me preguntan que porqué no toreo y si voy a torear en la Feria. He tenido una absoluta falta de respeto en muchos sentidos por parte de los propietarios de la plaza de toros y los empresarios que, en determinados momentos, me han hecho cosas que no quiero ni contarlas, porque algunas son deplorables para cualquier torero.

Hace unos meses, su esposa (Estrella Morente), ofrecía unas declaraciones muy parecidas a las que está dando usted ahora. Se nota mucho dolor e incomprensión hacia el artista...

Con mi familia es tremendo. Estrella Morente está contratada en los teatros del mundo entero, en los más grandes y también en los más pequeños, y está catalogada como una de las personas más importantes del flamenco... Resulta que en una ciudad en la que vive desde hace más de quince años, de la que son sus hijos y de la que ella se siente, se le ha tratado de una manera despectiva. Me parece algo terrible, y de hecho hubo unas declaraciones por parte de uno de estos asesores de la Diputación en las que decía que no tenía interés por actuar en Málaga y que su caché era demasiado elevado. Si yo hago públicos los mensajes que mantuve durante un año con esta persona para que transmitiera a los altos cargos la intención de mi mujer por cantar en Málaga lo dejaría en ridículo. Es de una falta de respeto y de vergüenza absoluta. Estrella solamente alzó la voz, porque igual que nos convocan a todos los actos para que seamos esa cara popular y conocida que necesitan en determinados momentos, a nuestras profesiones no pueden tratarlas con un portazo en la cara como lo han hecho, con una falta de respeto indignante.

Volviendo a lo taurino, ¿cree que se han olvidado las grandes tardes y solo queda el recuerdo de unas últimas actuaciones más discretas?

Es normal que la gente se enfade, y sobre todo cuando ha visto y quiere volver a ver. En esta profesión en un toro te quieren matar y en otro te suben al cielo. El negocio lo marcan los que manejan la fiesta, y ahora mismo la mayoría de los empresarios tienen muchos intereses y compromisos con los toreros que ellos mismo apoderan. El público es otra cosa, tiene memoria para los bueno y olvida rápidamente lo malo. Yo estoy convencido de que la mayoría de la gente que se sienta en un tendido siempre viene a lo mejor, aunque a veces no le dejan y pasa el tiempo, y eso es terrible...

A lo largo de su carrera ha tenido una relación casi familiar con Simón Casas, que ahora forma parte de la nueva empresa de este coso. ¿Puede significar el retorno de Javier Conde a su plaza en la Feria?

Lo conozco y he tenido una relación muy estrecha con él durante muchos años, pero la empresa actual es muy complicada. Son muchos empresarios con muchos intereses, y la Diputación también tiene sus prioridades, entre las que yo no entro. Hay muchos toreros por delante de mí, y estoy convencido de que si yo toreo este año en Málaga no será ni por la propiedad ni por la empresa. A lo mejor será por otros acontecimientos. Por ellos harán un año más todo lo posible para que no esté.

¿Qué ha sucedido también fuera de Málaga para que hayan disminuido tanto sus actuaciones en las dos últimas temporadas?

He estado dos años que, si digo la verdad, no tenía ganas de torear. Me daba todo lo mismo, no he querido buscar un apoderado y cuando me han llamado no he querido ir por la desilusión provocada por mi propia ciudad, que me quitó las ganas de vestirme de torero. Está claro que el no estar hace que caigas en el olvido y que parezca que ya no existes. Ahora, afortunadamente, estoy en un momento en el que están cambiando las cosas. Me he ido a México, ahora este fin de semana toreo a clase magistral y otra corrida en Talavera de la Reina, tengo ya otras corridas hechas… Estoy en un momento en el que me apetece torear, lo voy a hacerlo sólo donde me respeten; pero yo ya no estoy en la batalla. Estoy en una batalla conmigo mismo para conseguir torear como sueño. Lo demás me da absolutamente igual.

¿Recordará esos sueños de niño cuando el sábado esté rodeado de chavales que quieren ser toreros?

Esta es mi casa, aquí era conserje mi tio Poli y aquí he nacido, he jugado y he crecido. Viví unos momentos muy bonitos cuando surgieron los proyectos de escuela taurina, y era algo muy familiar. Lo que más me apetece del sábado es que venga mucha gente joven a los toros y que disfruten de esos niños que están soñando en un mundo tan complejo como es el actual.

¿Javier Conde sigue soñando?

Sí, sí, a diario. El torear y el tiempo te hacen que, si verdaderamente este es tu diálogo artístico y tu vocación, consigas cosas de las que tú mismo te sorprendes.