Dani Martín ha querido celebrar su 40 cumpleaños con una gira de 40 fechas, casi todas ellas con el cartel de no hay billetes colgado. Como la del domingo en el Teatro Cervantes. Las personas que disfrutarán del directo del cantante madrileño asistirán a la gira de La montaña rusa, su tercer disco en solitario, grabado en los estudios Abbey Road de Londres y publicado en septiembre pasado. Alcanzó el número uno de los discos más vendidos en España y supone, según su discográfica, «una vuelta al lado más enérgico» de su música.

El cantante destacó al comienzo de la gira que su espectáculo, concebido para espacios más reducidos, como teatros y auditorios, permitirá que la gente «venga a escuchar, a vivir ese momento y disfrutarlo sin agentes externos que le molesten». Definió su último disco como «autobiográfico y con historias de verdad». Lo considera un trabajo más visceral, que presenta composiciones que narran «la dificultad de encontrar el equilibrio en las emociones, de la falta de generosidad de las personas, la impaciencia, las ambiciones y los pensamientos irracionales que llevan a tomar decisiones. El disco entero es una referencia de mi taradez mental», dijo. Este último trabajo vuelve a reflejar sus vivencias. «Me gusta estar conmovido para hacer canciones», ha dicho.

Tal vez el título de La montaña rusa aluda a los subidones y caídas de una vida que no ha estado exenta de momentos terribles. Este mes se cumplen 8 años de la muerte de la hermana de Dani Martín. Miriam Martín falleció con solo 34 años el 9 de febrero de 2009, a causa de un infarto cerebral. A ella le dedicó la canción Mi lamento, de su primer álbum en solitario (Pequeño, 2010).

En el programa de entrevistas de Risto Mejide confesó que enterarse de la repentina muerte de su hermana «fue como comerse un tripi» y que lo pasó especialmente mal viendo sufrir a su madre. Se vio en la responsabilidad de «sostener el mundo»: «Es como si te convirtieras en el padre de tus padres», dijo.

Hemos sido testigos de la montaña rusa de la vida de Dani Martín desde hace más de un cuarto de siglo. Lo vimos ya de niño haciendo de botones en una parodia de Martes y Trece en el especial de Nochevieja de 1991. Ahí descubrimos unos ojos azules y un rostro aniñado que pronto veríamos presentando un programa musical (Ponte las pilas, en La2, 1991-1992) y como malote en la serie Al salir de clase. Luego intervino en Hospital central, 7 vidas... La vida de Dani Martín, que estudió Arte Dramático, parecía enfocarse a la interpretación hasta que en 1994 formó El Canto del Loco con su primo, David Otero, influido por grupos de los ochenta como Hombres G, los Nikis y Radio Futura. El resto es historia. El Canto del Loco fue, tal vez, el último grupo español capaz de llenar estadios y de vender millones de discos con el rock por bandera.

«Me encanta mi momento, cumplir 40 y decirlo», ha afirmado Martín, que dice sentirse «muy joven». Se considera igual de «tímido e inseguro» que siempre, aunque «más tranquilo y menos ansioso en muchas cosas». Pero por encima de todo, mantiene la ilusión de estar subido a esa montaña rusa de alegrías y sinsabores que es la vida: «Si no tienes esas mariposas cada vez que haces algo, estás perdido».