A lo largo de los casi 20 años que llevo acudiendo a la cita, en múltiples ocasiones he oficiado de cicerone a compañeros. Ahora pretendo en estas líneas acercar la realidad de este mega festival a mis paisanos.

1. La ciudad

Como la nuestra, Cannes es una ciudad muy mediterránea, y el malagueño reconocerá en ella aspectos familiares que a veces le harán sentirse como en casa. Al igual que aquí, el centro de la ciudad se encuentra frente al puerto, entre dos grandes paseos marítimos: uno a levante y otro a poniente. El Palacio del Festival, el centro neurálgico de esta galaxia, se encontraría si fuese Málaga en la zona de la Farola. Un gran edificio que da cabida al mercado cinematográfico más grande del mundo y acoge las proyecciones y todas las galas.

Desde ahí y hacia el este encontramos el Boulevard de la Croisette, muy parecido a nuestro Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso, pero repleto de hoteles de lujo, como si entre el antiguo Antonio Martín y los baños del Carmen hubiese 12 hoteles Miramar, rebosantes de glamurosos actores, hombres de negocio y algún que otro potentado turista.

Al oeste del Palacio de Festivales encontramos un puerto y otro paseo marítimo, este más moderno y residencial, aún en construcción, algo que nos recordará al Paseo Marítimo Antonio Banderas. Eso sí, la blanca arena de sus playas y la limpieza de sus calles despertarán envidia en los malagueños.

2. La población

Cannes tiene 70.000 habitantes (la mitad que Marbella), y durante el festival su población se triplica, convirtiéndola en una bulliciosa urbe con problemas de tráfico, pero algo llevadero para alguien curtido en nuestras Semana Santa y Feria de Agosto.

3. El mercado

El Festival de Cannes acoge el mercado más importante de cine del mundo: 15.000 profesionales entre directores, productores, agentes de ventas, distribuidores, instituciones y responsables de festivales se dan cita en un Palacio de Congresos repleto de pabellones con pósteres de películas y pantallas LED. Se trata de una bulliciosa lonja donde se decide el futuro de miles de largometrajes. Alrededor del mercado, hay un paseo con expositores que parecen como casetas de Feria en el Cortijo de Torres, ofrecen al acreditado la oferta cinematográfica de cada país. A veces, en estos sitios, si hay suerte, la cultura cinéfila va acompañada de la gastronómica y etnológica.

Se echa de menos entre tanto pabellón patrio uno de España. Suele ser una buena herramienta para los nacionales de cada país poder tener un punto de encuentro con terraza con vistas a la playa donde realizar reuniones. Pero nuestro gobierno nunca ha tenido a bien contemplar esta opción.4. Malagueños en Cannes

Los españoles en Cannes nos agrupamos en torno a un stand que el ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior) auspicia. En la primera planta del Palacio, en Cinema from Spain, hay unas seis mesas patrocinadas por diferentes film commissions y suelen estar habitadas por la fauna hispanohablante. Este suele ser nuestro cuartel general, desde donde proyectamos incursiones, reuniones y compartimos información respecto a compradores y vendedores.

En esta 70 edición del Festival de Cannes, Dylan Moreno, Dani Ortiz y un servidor acudimos como productores malagueños y miembros de la asociación Procinema con el apoyo de la Cámara de Comercio de Málaga. Allí nos hemos cruzado con el infatigable Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, en su exitosa labor de expansión del certamen por territorios latinoamericanos.

5. La seguridad

Como de Málaga a Fuengirola está Niza de Cannes, y todos recordamos el tristemente atentado del camión en el paseo marítimo de esta última. Eso hacía que aguantáramos con estoicismo los arduos controles de seguridad a los que nos sometíamos cada vez que entrabamos al Palacio del cine: 600 agentes y militares patrullan por un espacio vigilado por 1.200 cámaras de seguridad.

6. La polémica

Cannes es la gran boda donde toda la familia se junta, nadie renuncia a acudir y eso, como en todo gran enlace, a veces hace que hayan conflictos interfamiliares. Este año, Netflix presentaba dos producciones que no han pasado, ni pasarán por los cines. Algo que hizo enojar a nuestro presidente del Jurado, Pedro Almodóvar.

Netflix es uno de los que manda en esto de decidir qué cine se hace, cuándo, dónde, y dónde se pone. No sé dónde irá el cine, pero hace tiempo que dejamos de ser un sueño romántico para ser negocio, algo de lo que Almodóvar nunca ha renunciado; por eso el discurso de «¡Peeeeeedroooo!» sonará muy obsoleto en un par de años.

Estoy seguro de que en cinco años esté donde esté el cine, estará en Cannes y yo espero estar allí.

*Kike Mesa es productor y director de cine