Una veintena de televisores en color y en blanco y negro, sobre el escenario del Teatro Cervantes y un aplauso cerrado, el primero de muchos, recibieron ayer a Dani Martín en Málaga. El artista madrileño llegó con su nuevo elepé, La montaña rusa, bajo el brazo, un trabajo que envolvió a las más de 1.200 personas que abarrotaron el templo malagueño. Recordemos que había ganas, muchas ganas del exlíder de El Canto del Loco: todas las entradas para este recital se agotaron apenas a las 24 horas de salir a la venta.
El público siguió el concierto de pie desde el primer tema. Aplaudiendo, gritando, bailando. El artista madrileño despertó pasiones entre un público variopinto y entregado que demostró venir con las letras aprendidas. Las ganas, Nada más que tú, Dibujas, París, Pelear, Que se mueran de envidia y Madrid, Madrid, Madrid fueron algunos de los temas con los que el vocalista fogueó el ambiente del concierto del Cervantes.
Derroche de energía
Y es que se notaba que tras un par de trabajos un tanto introspectivos (motivados por la muerte de la hermana del cantante, que inspiró Mi lamento), La montaña rusa nos ha devuelto al Dani más enérgico. Y eso a pesar de que acaba de entrar en su cuarta década de vida. «Me encanta mi momento, cumplir 40 y decirlo», ha afirmado en diversas entrevistas Martín, que dice sentirse «muy joven», igual de «tímido e inseguro» que siempre, aunque «más tranquilo y menos ansioso en muchas cosas».
El cumplir 40 años también es una buena excusa para echar la vista atrás, mirar el espejo retrovisor e interpretar algunos clásicos, como Peter Pan, de su antigua banda, los todavía muy recordados El Canto del Loco, y de otros discos a su nombre, como Mi teatro, en un concierto repleto de guiños al público. Porque siempre, siempre este actor reconvertido en cantante se ha preocupado por la comunicación y la química con su público. Y sus fans malagueños respondieron con fervor.