Los ochenta años que cumple en este 2017 el cuadro Guernica de Picasso, acaso el manifiesto antibelicista más universal, ha hecho correr de nuevo ríos de tinta sobre la profunda simbología de esta obra del genial pintor, realizada en 1937 por encargo del Gobierno republicano español para la Exposición Universal de París.

El encargo republicano en plena Guerra Civil supuso un gran desafío para Picasso. Sobre todo por la premura con la que debía pintarlo, ya que se pretendía mostrarlo en la Exposición Universal de París, en verano de ese mismo año.

El pintor no parecía encontrar motivo en el que centrarse, quizás debido a las circunstancias de la guerra en España, aunque en enero hizo su primer aporte político como artista popular a la causa republicana. Grabó dos grandes planchas divididas en nueve viñetas que constituyeron una dura crítica contra los golpistas, que tituló Sueño y mentira de Franco. El proyecto inicial cambiaría cuando en abril de 1937 aviones alemanes de la legión Cóndor al servicio de los franquistas bombardearon la localidad vizcaína de Guernica, que no constituía un objetivo militar y que causó una brutal matanza entre la población civil. Fue entonces cuando Picasso apostó por condenar el horror de la guerra y con sorprendente rapidez, entre mayo y primeros de junio, creó el que iba a ser uno de los iconos artísticos del siglo XX con lenguaje cubista y ciertas deformaciones surrealistas.

El pintor efectuó ocho versiones del cuadro hasta llegar a la definitiva, en la que el caballo herido desafiante ocupa la posición central y el sol se transforma en luz artificial a través de una bombilla.

El cuadro no representa únicamente el bombardeo de Guernica, sino que es el símbolo de la tragedia de la guerra, donde todo es violencia, horror, dolor, gritos que nadie escucha, cuerpos mutilados, brazos y piernas desgarrados, un universo de tragedia en el que una madre, al lado de un toro, llora llevando al hijo muerto en sus brazos en medio de las llamas. «El toro no es el fascismo, aunque sí la brutalidad y la oscuridad», precisaría Picasso en una entrevista publicada en la revista estadounidense New Masses en 1945.

Numerosos críticos de arte han considerado en miles de estudios aparecidos desde entonces que Picasso pudo inspirarse en otros artistas para algunas composiciones fragmentarias del emblemático cuadro, pero hay una singular especulación que apunta al corazón pictórico de la obra, su inconfundible estilo cubista especialmente plasmado en el Guernica, significadamente las cabezas del toro y el caballo. Algunos expertos han advertido el parecido extraordinario entre las figuras que aparecen en el Guernica y las de la Biblia Mozárabe del siglo X, custodiada en la catedral de León, hasta el punto de que dan casi por descartado que sea fruto de la casualidad.

Esa Biblia se expuso en Barcelona en 1929 y en París en 1937, momentos en los que el genio del Cubismo pudo descubrir los dibujos gestuales y expresionistas que aparecen en ella, sostiene el director del museo de la catedral de León, Máximo Gómez Rascón. Diversos expertos inciden en este análisis y se basan para ello en aspectos relativos a la doble mirada, de frente y perfil, de las figuras del cuadro, así como en el caballo y el toro.

El director del Museo Catedralicio sostiene que estas similitudes se aprecian especialmente en el toro, que en la Biblia simboliza al evangelista San Lucas y que «es casi exacto» al que pinta Picasso en el Guernica. El parecido también es patente en la cara del caballo que aparece en el cuadro y, en menor medida, en los rostros de las personas, si bien algunos de los perfiles también recuerdan a los que aparecen en la Biblia. Gómez Rascón señala que en la Biblia mozárabe aparece también un león, con la lengua fuera, y cuya cara y expresión es muy parecida a la del caballo que aparece en el Guernica, al que le sale por la boca una especie de cuchillo o punta de lanza.

La Biblia mozárabe de León, también conocida como Codex Biblicus Legionensis es un manuscrito visigótico del año 960. El códice se encuentra en el Archivo del Museo de la Colegiata de San Isidoro. Una reproducción completa en facsímil se expone en el Museo de la Real Colegiata de San Isidoro.

La Biblia visigótico-mozárabe de León es considerada no sólo uno de los manuscritos medievales más raros y más valiosos sino que también es la Biblia mozárabe mejor documentada existente.

El pintor Benito Escarpizo, ex profesor de la Escuela de Artes Aplicadas de León, es rotundo: «Si las similitudes son enormes en el cuadro, lo son aún más en los propios bocetos». Escarpizo conserva aún una ficha elaborada por él, con las imágenes de la Biblia y del Guernica, de las cuales se valía para explicar a sus alumnos las similitudes en ambas obras. «Son detalles en los que se ve que hay una clara inspiración» de Picasso en la Biblia, ha afirmado el artista, que está convencido que es prácticamente imposible que estas similitudes sean fruto de la casualidad. «Si las similitudes son enormes en el cuadro, lo son aún más en los propios bocetos», dice.

Otro pintor que ha visto esta Biblia es Ramón Villa, quien cree también que el cuadro de Picasso «está clavado, sin duda». «Picasso chupaba todo lo que pillaba y encima lo mejoraba», explica Villa, quien apunta que el artista «pudo inspirarse para el Guernica en más de un sitio, pero desde luego en esta Biblia». «Picasso bebía de distintas fuentes», dice Villa, que recuerda un dicho que circulaba entre los artistas de la época: «Guardad la obra, que viene Picasso». Y es que «lo malo no era que copiara la obra, sino que la mejoraba y te hundía», asegura.

El Guernica es una de las joyas que se exhiben en el Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. Su directora de colecciones, Rosario Peiró, quien ha estudiado su simbología y que asegura desconocer la Biblia en cuestión, tampoco ha descartado la posibilidad de que el pintor se haya podido inspirar en ésta. No obstante, ha indicado tajante que la Biblia «no ha sido su única fuente de inspiración» para el Guernica. La experta ha recordado que «hay muchísimas imágenes parecidas en todas las épocas y no significa que Picasso cogiera ese libro y lo copiara. ¿Que haya podido ver la Biblia? ¿Por qué no?», pero ha añadido que éste «no es un dato definitorio de la realización del Guernica».