«Cuando yo tenía dieciocho o diecinueve años, aquí en Málaga no había nada como esto, y lo que yo soñaba era lo que acabo de ver. Lo que he visto ahora es pura energía. Durante toda mi carrera he dado muchas vueltas por el mundo, pero nunca he visto nada igual. He estado en grandes escuelas de interpretación, he trabajado en importantes estudios, he colaborado con la escuela de Stella Adler, pero no es esto, esto es otra cosa, es un sueño extraordinario y que todo esto esté pasando en Málaga me parece verdaderamente un milagro»». Con estas elogiosas palabras el actor y director malagueño resumió su visita, en abril, a la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (ESAEM), que invitó al intérprete a conocer sus instalaciones. Surgió entonces una especie de historia de amor entre el centro docente y Banderas ­(en abril el actor inauguró el teatro en la ESAEM que lleva su nombre) que culminó este martes en el Teatro Cervantes: la Escuela le entregó el gran premio de su gala anual al actor malagueño tras la puesta en escena de un espectacular, y muy aplaudidísimo, musical a cargo de los alumnos. El intérprete aseguró que su presencia tenía un motivo muy concreto, aparte, por supuesto de agradecer el premio: «Quiero apoyar una idea magnífica. No todo son museos en Málaga y hay una cultura viva, joven, con muchísima energía». Una energía que quiso resaltar: «Hace unos días mi hermano Chico y yo fuimos a un musical en Nueva York. Pues lo que he visto ahora mismo es mucho mejor», dijo para el clamor del público.