A inicios del siglo XX hubo un par de cambios políticos que conmovieron el mundo: la Revolución Rusa y la Revolución Mexicana. Varios libros acaban de publicarse sobre el centenario de la revolución bolchevique. De ellos cabe destacar la obra del escritor inglés Christopher Hill: La Revolución Rusa (Ariel, 2017), un ejemplo de sintesis histórica de esa revuelta contra el zarismo, tras trescientos largos años en el poder en ese país.

Contar esa historia a través de textos didácticos, varios filmes, obras pictóricas singulares y una cuidadosa colección de dibujos de El Lisitski (1890-1941), carteles de Mayakovski (1893-1930), fotografías de Ródchenko (1891-1956), es uno de los aspectos plásticos destacables de la gran exposición que presenta el Landesmuseum de Zürich.

La muestra del Landesmuseum (Museo Nacional de Suiza), no sólo aborda el centenario de la Revolución Rusa sino que se adentra en las relaciones que algunos intelectuales suizos tuvieron con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como fue el caso de los políticos socialdemócratas Fritz Platten (1883-1942) y Robert Grimm (1881-1958). También se recuerda, por ejemplo, la presencia del dirigente ruso Vladímir Ilich Uliánov - alias Lenin - que vivió un tiempo exiliado en Zürich. Todavía, en el casco antiguo de esta ciudad, se conserva la casa donde vivió el dirigente bolchevique.

La exposición en términos artísticos está muy bien argumentada no sólo con obras futuristas de las mejores pintoras de las vanguardias como Liubov Popova (1889-1924), Olga Rozanova (1886-1918) y Natalia Goncharova (1881-1962), sino que incluye obras del periodo estalinista, es decir del auge de la pintura realista, con retratos de Lenin (1925) y Stalin (1926) del pintor Isaak Brodski (1883-1939), ejemplos de la retratística elegíaca de los dirigentes políticos de la época. Lenin (1925), aparece pintado en la calle, un dia de otoño, a espaldas de una iglesia ortodoxa, con una gorra de época, abrigo abierto y corbata, mientras tiene sus manos en los bolsillos, protegiéndose de una mañana fria moscovita. Stalin (1926), por su parte, es retratado en su oficina, de pie, con un chaquetón que le cubre hasta el cuello, mientras sus manos se deslizan entre diversos dossiers en una mesa, alguno de los cuales iria a parar a la policía politica soviética (la checa, o cheká en ruso).

La pintura, en esta exposición, testimonia asimismo escenas de la rebelión de los trabajadores contra el régimen zarista. Ese es el caso de la obra El tiroteo (1905), del pintor Serguéi Ivanov (1864-1910), en la que muestra las víctimas de la represión de una manifestación contra los Romanov en San Petersburgo.

A nivel de la cartelística de la época -es decir del periodo de la ROSTA (Servicios de Telégrafos Ruso)-, sobresalen los carteles de Alexander Ródchenko (1891-1956): Knigi,1925; Dimitry Moore (1883-1946): ¿Te has alistado al ejército?, 1920; y el poster anónimo ¿Eres antisemita?,1930.

La fotografía de autor, en esta exhibición, está basada en la obra de Ródchenko, de la que destaca el mítico Retrato de Vladímir Mayakovski (1925) que presenta al poeta y artista sentado con su impecable terno, sombrero de ala ancha y cigarrillo encendido, con la cabeza rapada al cero. Todos estos avances de las vanguardias de inicios del siglo xx se ven atenuados durante la presencia de Iósif Stalin (1878-1953) en la secretaría general del Partido Comunista (1922-1953) y el desarrollo del realismo artístico con pinturas como las de Alekxandr Deineka (1899-1969): La carrera, 1930 y Kuzma Nikolaev (1890-1972): Construcción de las vías del ferrocarril en Magnitogorsk, 1930, ejemplos evidentes de la pintura de exaltación realista de la clase trabajadora. Si a todo esto añadimos una selección de peliculas de S.M. Eisenstein, W. Pudovkin y D. Vertov y los más diversos atuendos y objetos del periodo, la exposición sobre la Revolución Rusa organizada por Andreas Spillmann, director del Landesmuseum de Zürich, resulta casi modélica y absolutamente imprescindible.