David Bisbal no falla ni defrauda. Sus directos son una arrebatadora sucesión de emociones a través de vibrantes canciones y coreografías. Es imposible no sucumbir al embrujo del cantante y su espectáculo. El almeriense, de 38 años, ha regresado a Málaga con la gira de presentación de Hijos del mar, su sexto disco, un trabajo con aires innovadores con el que se acerca al pop electrónico. Una evolución, producto de la osadía de un artista que sorprende con cada trabajo que lanza al mercado y que no cierra la puerta a ningún tipo de música.

Los acordes de Mi norte es tu sur, uno de los temas de su nuevo disco en los que ha colaborado Antonio Orozco, arrancaron los primeros gritos de un público que había colas en las puertas del Auditorio de Cortijo de Torres desde bien temprano. Seguidamente, Antes que no, el primer sencillo del su nuevo álbum, y Esclavo de sus besos comenzaron a tejer una noche inolvidable para los miles de asistentes.

El nuevo disco, grabado entre Londres, Estocolmo, Los Ángeles, Miami, Madrid y Nashville, copó gran parte del repertorio del espectáculo visual y musical que brindó Bisbal a la ciudad de Málaga. El punto álgido de la velada aterrizó al son del siempre efectivo Ave María, cuando el almeriense, evocando tiempos pasados de rizos y saltos, encadenó varios temas como Lloraré las penas, Dígale o Silencio, canciones con las que enloqueció a un público que terminó entregado, una vez más, al fenómeno y torbellino llamado David Bisbal.