El Museo de Nerja, dependiente de la Fundación Cueva de Nerja, inaugurará este jueves una exposición del pintor francés y héroe de la Segunda Guerra Mundial Maurice Zalcman, quién se convirtió en la década de los 50 del pasado siglo en uno de los primeros residentes extranjeros del municipio.

La muestra, titulada "Nerja se recuerda", que incluye 35 obras pictóricas realizadas entre 1945 y 1970 en diversas técnicas y que podrá ser visitada hasta el próximo 5 de noviembre, presenta una imagen del municipio en su esencia, desde una perspectiva en la que el turismo no constituía un factor determinante para su desarrollo.

La iniciativa, que nace de la colaboración entre la Fundación Cueva de Nerja y la familia Zalcman, pretende reflejar la imagen del municipio en postguerra, cuando la gente vivía con pocos recursos y apenas había coches, y que conquistó a este francés de origen polaco para que permaneciera en ella largas temporadas.

Zalcman, nacido en Polonia en 1923 pero de nacionalidad francesa, creció en Bruselas, donde de adolescente le sorprendió la Segunda Guerra Mundial y, después de estar encarcelado en un campo de trabajo nazi en Francia, logró escaparse de un tren con destino a un campo de concentración del Este.

Cruzó clandestinamente Bélgica y Francia y su objetivo era alcanzar Marruecos y enrolarse para luchar contra los nazis, según ha informado hoy en un comunicado la Fundación.

Durante su periplo por España fue detenido y, tras pasar tres meses en una prisión de Jaca, embarcó en julio de 1943 hacia Casablanca desde el puerto de Málaga para unirse al ejército aliado, con el que participó en el desembarco de Normandía, en la liberación de París.

Residió en Alemania hasta el final de la guerra, estudió en Francia y a finales de 1957 decidió regresar a Málaga con su familia y se instaló en Nerja.

De este modo, el por entonces recién diplomado en la Escuela de Bellas Artes de París, donde conoció a Picasso, empezó a pintar cuadros y a realizar numerosos dibujos y pinturas del pueblo y sus alrededores, de su litoral, sus playas y su paisaje, recreándolos a lo largo de su vida hasta su fallecimiento, en el año 1996.

El Museo de Nerja ha destacado el "carácter evocador" de la obra de Zalcman, que refleja los tiempos que cimentaron lo que ahora es la localidad del Balcón de Europa