El Ateneo de Málaga tendrá en su más de medio siglo de historia a su primera presidenta: la fotógrafa Victoria Abón. La de Abón ha sido la única candidatura que se ha presentado para asumir el timón de la institución que deja Diego Rodríguez Vargas tras ocho años (dos mandatos, el máximo fijado por los estatutos ateneístas). Al no haber competencia, el proceso electoral se acortará notablemente: no habrá comicios el 13 de diciembre, como estaba previsto y la profesora de Fotografía de la Escuela de San Telmo (y vocal de Videocreación en el Ateneo) podría convertirse en la presidenta a principios del próximo mes de noviembre. Será el actual presidente quien deberá convocar una asamblea extraordinaria y nombrar a la nueva Junta Directiva.

Victoria Abón, contactada por este periódico, prefirió no comentar nada sobre su proyecto hasta que esté refrendado por la institución y sea la presidenta de los ateneístas. Al parecer, las líneas maestras de su gestión continuarán con las desarrolladas por Rodríguez y su equipo, que a lo largo de ocho años han conseguido no sólo capear la crisis económica sino también reflotar el Ateneo para que no perdiera comba en el cada vez más poblado parque cultural de la ciudad. En un artículo publicado en La Opinión de Málaga hace unos meses el aún presidente del Ateneo destacó que terminaba su mandato con «la satisfacción compartida de haber abierto y posicionado al Ateneo en una ciudad con una amplísima y creciente oferta cultural» y habiendo cumplido con una de sus obsesiones, «adaptar la institución a los nuevos tiempos, tanto en la imagen corporativa como en los proyectos que se aprobaran»: «No podíamos seguir viviendo de las rentas de los memorables primeros años en la plaza del Obispo».

A principios del próximo noviembre los 600 ateneístas conocerán en qué consistirá la gestión de Victoria Abón y sus compañeros de candidatura. El objetivo a grandes rasgos será, como siempre, mejorar Málaga y a los malagueños desde el altruismo, un proyecto desde la implicación de una institución sin ánimo de lucro y de utilidad pública, según las palabras de Diego Rodríguez Vargas.