Aunque desde su eclosión en el olimpo comercial y de tendencias el hip hop haya quedado enfangado en bling bling y el swag, no hace mucho, en los años 80 del todavía cercano siglo pasado, Chuck D, de los inmortales Public Enemy, declaró que el rap era «la CNN de la comunidad negra» de EEUU. En el underground más absoluto, a lo largo y ancho del planeta muchos jóvenes siguen usando la rima para escupir su rabia y frustración ante un futuro que les resulta arisco, una estructura social basada en la desigualdad y un sistema política que no les representa. Y lo hacen en sus palabras, sin paños calientes; no, con paños ardiendo. Tanto, que algunos de ellos han pasado, pasan y pasarán por los tribunales para responder de sus rimas. Uno de ellos es el malagueño Leszno (nombre completo: Iván Leszno Borrego): tiene cita el 2 y 3 de noviembre en la Audiencia Nacional de Madrid junto a sus once compañeros del colectivo La Insurgencia. Se les acusa de enaltecimiento del terrorismo en las letras de algunos de sus temas. Se enfrentan a 2 años y un día de cárcel, 9 años de inhabilitación para ejercer cargos públicos y 4.800 euros de multa para cada uno.

Leszmo tiene 25 años, reside en Marbella y trabaja como auxiliar administrativo. El 8 de noviembre del 2016 unos policías de la secreta le «abordaron» por la calle para entregarle una citación judicial; a él y al resto de sus compañeros de La Insurgencia, repartidos por todo el país en una especie de operación conjunta. Se les citaba por enaltecimiento del terrorismo en unas letras que, a juicio de la Fiscalía, ensalzaban a los Grupos de Resistencia Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO). El malagueño y sus compañeros lo ven de una manera radicalmente diferente: «Son canciones de denuncia social de unos jóvenes que expresamos con el hip-hop la rabia de una generación a la que le han robado el futuro», argumentan desde La Insurgencia en un comunicado sobre el inminente juicio.

Voz y razón

Leszno lo tiene muy claro: «Quieren que dejemos de cantar o que empecemos a autocensurarnos». Por letras como las de su tema Pepe, dedicado a José Balmón, dirigente del Partido Comunista de España reconstituido, PCE (r) y preso por supuesta vinculación con los GRAPO (acusación que él sigue negando), con frases como «Venceremos, venceremos, venceremos/Pepe, por los caídos, que lo haremos» para algunos ejercicios de libertad de expresión y, para otros, glorificación de un terrorista. «No van a echarnos atrás a ninguno. Nos están dando más voz y la razón. Van a echar para adelante a más chavales en la denuncia diaria de las injusticias», declaró el malagueño, pocos días después de aquel día de noviembre del 2016, en una entrevista en Radio Vallekas. Otros miembros del colectivo, como Elgio, han expresado su preocupación: «No sabemos cómo acabará, pero te pones en lo peor, sobre todo viendo lo que pasó con Pablo Hasel (condenado a dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo al alabar, según la sentencia, los atentados terroristas de Grapo, Facción del Ejército Rojo (RAF) y Terra Lliure».

Desde La Insurgencia aseguran que lo suyo no es un episodio ni mucho menos aislado: «La entrada en prisión de los líderes de la ANC y Ómnium Cultural, organizaciones que apoyaron la realización del referéndum de autodeterminación catalán, no hace más que aumentar la lista de presos por sus ideas y su militancia en España. La represión que se ha cebado y se ceba estos días con los catalanes que exigen un derecho tan básico como votar, es la misma represión que llevan sufriendo numerosos colectivos, pueblos, organizaciones, artistas y activistas desde el franquismo y la falsa Transición», aseguran desde La Insurgencia.