¿Qué destacaría de esta producción y del esfuerzo del Teatro Cervantes por el elenco protagonista?

En primer lugar, la actitud del propio teatro y los responsables de la Temporada Lírica por hacer un gran Turandot. No debo olvidar nombres como Francisco Rodríguez, Javier Hernández o el trabajo de escena de Emilio López, que ha cogido la producción del Maestranza dinamismo. Reina muy buen ambiente a pesar de ser una ópera francamente difícil tanto para la orquesta, los solistas y el coro. En Puccini navegamos en un mar en constante cambio y tiene mucho que ver con el manejo de las emociones que hace con su música. Estás en la cuerda floja desde el primer momento así cuando lleguemos a la primera función será como empezar desde el principio. Y esto es lo original y lo arriesgado, porque nada está atado como puede suceder con otros compositores.

Tenemos entendido que ha contactado con la casa Ricordi para rescatar apuntes de Puccini e incluso que en las redes sociales no ha ocultado su predilección por Turandot.

Un repertorista norteamericano me pasó algunas fotografías de los originales de la partitura y del final que escribió Franco Alfano, que, curiosamente, es el primero de los que escribió y es el que vamos a hacer en esta producción. Toscanini fue quien estrenó la obra y cuando la partitura llegó a sus manos realizó una serie de modificaciones sin respetar la escritura de Alfano, que, como discípulo de Puccini, conocía muy bien su obra. En esta versión de Alfano el tema del nessun dorma tiene otro tipo de progresiones, los solistas Turandot y Calaf también intervienen. Hemos tenido acceso a los originales de Turandot; de hecho hay un coro interno que nunca se ha escuchado. Personalmente, entendía que era necesario recuperar los apuntes originales de Alfano.

¿La percibe como la cima pucciniana, donde la complejidad de los personajes alcanza su máxima depuración?

Turandot no es el mejor libreto de Puccini al compararlo con Tosca, donde la historia podría ser perfectamente verosímil. Pero lo que me gusta de Turandot es que es un cuento donde nada de lo que ocurre es real. Quiero verlo como una película de cine fantástico dentro de la ópera y que hacía mucho tiempo que se había abandonado esa perspectiva.

El Teatro Cervantes ha hecho una apuesta fuerte para esta Temporada recuperando la producción del Maestranza (09/10) y apostando por la concreción de nuestro potencial junto a nombres de la escena nacional, Eduardo Sandoval o Ruth Rosique, entre otros. ¿Piensa que es una concesión necesaria, tal vez un guiño para recuperar el lugar que nunca debimos abandonar?

Obviamente, el lugar que nunca debimos perder. Es increíble si reparamos en la tradición que tiene nuestro país con numerosos artistas triunfando dentro y fuera de los escenarios nacionales que pueda suceder esto. Parece que todo lo que viene de fuera es mejor pero yo, por ejemplo, estoy muy contento con el reparto de cantantes malagueños para esta producción: Luis Pacetti, Antonio Torres y Emilio Sánchez están haciendo un trabajo de primer nivel; por ejemplo, en el número de los tres ministros realizan un trabajo actoral y vocal de primerísimo nivel.

Vuelve a Málaga después de dirigir la gira europea de La la Land y se enfrenta al primero de los títulos de la Temporada Lírica. En el camino también ha dirigido varios programas de bandas sonoras y para final de año se sumerge de nuevo en el mundo Disney. ¿Musical, BSO, lírica...?

Mi amor por la música de cine y los musicales me ha encasillado en esos géneros; incluso, muchos compañeros de profesión piensan lo mismo, que mi género es la dirección de bandas sonoras. Es un tema delicado... El tratamiento para mí es el mismo, al mismo nivel y con el mismo rigor, que el que realizaría con una ópera o una sinfonía. Por ponerle un ejemplo, cuando dirigí el musical Los Miserables pude apreciar que el tratamiento que se hacía por parte de los técnicos de la compañía, desde Londres, era de una seriedad y una profesionalidad que ya me gustaría encontrarla en algunas producciones operísticas: cómo se abordan los personajes psicológicamente, cómo se miman los detalles, el tratamiento musical... Si el espectador supiera realmente el trabajo que hay detrás de estas mal llamadas franquicias, el mimo por lo que finalmente va a ver el público... Por desgracia, no está tan bien valorado como una ópera. Y también recuerdo cuando estudiaba en el Conservatorio la música de cine, yo defendía muchísimo la música de John Williams, que es de mis compositores favoritos. Afortunadamente, ahora es mucho más valorado.

Pero la ópera, para muchos, es algo más, tiene algo más...

Disfruto con cualquier género, sí, pero también es cierto que en la ópera es donde más a gusto me encuentro, porque hablamos de arte total.

Compagina usted la composición y la dirección. En esta faceta es donde más plural apetece su batuta ¿Es una cuestión puramente crematística o responde a una ambición artística? ¿Hay algo que se arrepienta de lo andado profesionalmente?

No me arrepiento de nada, creo que todas la vivencias en el escenario suman, el contacto con otros artistas de diferente calado... Uno aprende también de los errores y en el arte te conviertes en un músico a través del tiempo, porque ésta es una carrera de la que no se acaba de estudiar nunca. Ayer lo hablaba con el maestro Salvador Vázquez [director del Coro de Ópera de Málaga]: buscamos la excelencia, nunca estamos satisfechos, deseamos ir a más... A mí jamás me ha movido lo económico para hacer ningún tipo de trabajo. Amo mi profesión e, incluso, le diría que pagaría por dirigir Turandot.

¿Qué tiene de atractiva la composición para usted?

La composición es un acto solitario, doloroso... [Risas] Tienes que enfrentarte a ti mismo, es algo bastante duro. Sin embargo, la dirección te ofrece el contacto con los músicos, el público, socializar en una palabra. Soy bastante tímido y aunque no lo parezca en ocasiones debo vestirme con una máscara que no me refleja. No suelo componer por iniciativa propia sino por encargo; no siento la necesidad de expresar algo escribiendo porque eso ya lo suplo dirigiendo.

Su agenda siempre está repleta. ¿Cuáles son sus proyectos a corto y medio plazo?

La próxima temporada con el Teatro de la Zarzuela de Madrid hago el espectáculo Zarzuela en danza, una selección de números destacados de nuestro género coreografiadas por Nuria Castejón y que ya hice con la ORCAM pero fuera de la temporada del teatro. Debuto con la orquesta de la OBC con un programa en concierto de la película Fantasía, de Walt Disney. Un proyecto muy bonito ya que se acompaña a la música las imágenes de la película. Con la Orquesta Nacional de España en el Auditorio Nacional vuelvo a colaborar con ellos con un concierto dedicado a las bandas sonoras para series de televisión desde los años cincuenta hasta la actualidad. Hay un gran proyecto musical que aún falta por concretar en Madrid y que no puedo desvelar aún. También estoy perfilando un disco con el guitarrista Daniel Casares y la OFM: vamos a grabar el Concierto de Aranjuez. Y aunque no está todo cerrado espero volver al foso del Cervantes para la próxima temporada.