¿Cómo surge esta novela?

Surge hace tres años. Iba caminando y se me aparecieron tres personajes que no se corresponden exactamente con los de la novela. Sin embargo, había uno, Miguel, del que desarrollé un borrador en medio folio y me resultaba muy atractivo. Para contar su vida se me ocurrió una estructura, que está llamando mucho la atención. La novela narra 24 horas de Miguel y Claudia, pero he utilizado el día de su cumpleaños cada cinco años. El día del cumpleaños tiene un juego literario, pero cada día es distinto. Solo se parece en dos cosas: que todo el mundo te desea que tengas un feliz día -de ahí el título- y que casi siempre hay una tarta o un «Cumpleaños feliz». Por lo demás no se suele parecer en nada.

Es curioso que siendo periodista y trabajando con la actualidad diaria haya optado por contar una historia de cinco en cinco años.

Ese intervalo de un lustro creo que es el tiempo suficiente como para que los cambios sean notables. Si cuento un día de tu vida año tras año no cambiarán mucho los escenarios. Pero cada cinco años entre los 20 y los 40 cambian muchas cosas. Te da un reflejo muy nítido de ese periodo. Te puedes levantar en casa distintas: en casa de tus padres, te has independizado o tienes pareja. En el trabajo también hay cambios: pasas de estudiar a trabajar, de un empleo menos estable a algo más asegurado...

¿Por qué ha elegido el periodo entre los 20 y los 40?

Porque tiene que ver con la trama. Claudia llama a Miguel una vez cumplido los 40, de forma inesperada. El lector no sabe por qué y lo descubrirá al final de la novela. Ellos se conocieron cuando el cumplía 20 años. Ella le hace una pregunta al principio de la novela: ¿te acuerdas del día de tu cumpleaños, de la fiesta en la que nos conocimos? Por eso arranca en los 20 y acaba en los 40, que es el último que él ha celebrado.

Se para en los 40, que dicen que son los nuevos 30.

Ojalá [ríe]. Y los 50 los nuevos 40... Los 40 están elegidos por la trama, aunque es verdad que empecé a escribir con 40. Tardé tres años en escribir esta novela y mis personajes se han quedado en los 40 y yo he seguido cumpliendo años. Es verdad que alrededor de los 40 más o menos empezamos a replantearnos cosas de la vida, es cuando te das cuenta de que la vida va en serio, sobre todo porque empiezas a ser consciente de que la vida tiene un final. A esa edad casi todos hemos perdido a alguien querido, ves cómo es tu vida, los sueños que tenías y los que te quedan por cumplir...

¿Se vería capaz de escribir sobre un chaval de 20 años de hoy en día?

Mi personaje que cumple 20 años hace 20 años es más ingenuo que los veinteañeros de ahora. Yo era más ingenua que los chicos de 20 años de ahora. Un personaje actual de 20 años sería muy ágil mentalmente, muy visual, conectado a redes sociales, enterado de series, iría a festivales de música, trabajaría en lo que pudiera,... Sería un personaje muy atractivo.

Es curioso que siendo periodista haya huido de la actualidad en la novela.

Cuando describo al personaje de 20 años de los 90, tenía la actualidad a mano. Es un material que hubiera podido usar y estaba tentada, pero cuando lo metía en la novela sobraba, no aportaba nada. Así que decidí que no era una novela de actualidad política ni periodística, porque es pura ficción. Yo quería contar el universo sentimental de un personaje.

Aunque también lógico usar la ficción como válvula de escape.

Esa es otra. Si escribía de asuntos periodísticos después del trabajo me hubiera vuelto loca [ríe]. La ficción la utilizo como una desconexión. En Los días felices me lo he inventado todo absolutamente. Cuando me inventé a Fortunata Fortuna [de La vida imaginaria] busqué a alguien que me hiciera compañía los domingos por la tarde. Me tenía que entretener, encontrar una cómplice. En el caso de Miguel, no tiene nada que ver conmigo. De hecho, mi intención es desaparecer como autora.

¿Qué es para Mara Torres la felicidad?

La felicidad es un estado difícil de definir para mí y no debe ser fácil cuando tanta gente ha intentado definirlo. ¿Qué es ser feliz? En la novela, Miguel dice que todo el mundo cree que es feliz pero nadie lo sabe. Y yo lo comparto. No sabemos qué es ser feliz porque cuando lo somos tenemos que vivirla, no definirla. Siempre pensamos en ella cuando ha pasado. Nos resulta más fácil decir qué felices fuimos a qué felices somos.

¿Cualquier tiempo pasado nos parece mejor, que dice la canción?

No soy nostálgica, pero uno se da cuenta de lo feliz que ha sido cuando ya lo ha vivido. La felicidad está para vivirla no para pensarla.

¿Para cuántas novelas daría su paso por Hablar por hablar?

Para una o varias cada día.

¿Hay algo de aquel programa en esta novela?

Yo creo que los oyentes me enseñaron a escribir diálogos. A escribir me enseñaron los autores que leo y leer. Pero los oyentes hablaban sin tapujos, de forma natural y con palabras que le salían del pecho. Tenía una belleza ese discurso muy difícil de conseguir de otra manera.

¿Se siente más periodista o escritora?

Soy más periodista porque mi profesión es el periodismo. Por el momento soy autora de dos novelas. Lo de ser escritora una se lo tiene que ganar con el tiempo y la trayectoria. No compagino los dos mundos. Esta novela me ha llevado tres años. Desde que quedé finalista del Premio Planeta no publico nada.

Hablando de los Planeta, ¿qué le ha parecido el reciente fallo?

Me he puesto contentísima. Javier Sierra es un autor al que quiero y muy querido por periodistas y lectores. Hace 20 años justos, cuando entraba en la Ser, le entrevisté, es un autor muy didáctico, da juego y es simpático. Me llevé una gran alegría cuando ganó y con ganas de descubrir a Cristina López Barrio.

¿Cuál es la clave del éxito de «La 2 Noticias»?

Es un informativo que ha sido libre desde sus inicios hace 25 años. Como siempre ha estado en los márgenes de la programación, el equipo ha trabajado con honestidad profesional. Somos pocos, hacemos un informativo de noche que lleva al espectador a un punto más reflexivo. Intentamos dar al espectador las claves para que tenga criterio, no tratamos invadir. La mirada internacional y que damos a la cultura otorga esa complicidad.

¿Estos días resulta más difícil hacer periodismo?

Sin duda, porque hay un monotema que da tanta información y opinión y todo tan cambiante que es difícil mantener la perspectiva.

¿Qué proyectos tiene en mente?

No tengo novelas en el cajón. Como el trabajo me lleva 10 horas en la redacción no tengo mucho tiempo para escribir novelas. Mis encuentros con lectores es mi proyecto inmediato. También me gusta mucho la promoción para encontrarme con compañeros.

¿Qué está leyendo ahora?

Tengo tres o cuatro libros empezados: La caza del carnero salvaje, de Haruki Murakami; 4 3 2 1, de Paul Auster, y Las armas secretas, de Julio Cortázar.